La idea de que solo puede ganar uno de los dos —brand o performance— es más un mito que una estrategia. En la práctica, la marca crea la preferencia y la performance convierte esa preferencia en acción. Un anuncio memorable baja el coste de compra a largo plazo; una campaña optimizada por rendimiento hace escalable la atención que genera la marca. Juntar ambas cosas no es poesía: es buena ingeniería de marketing.
Empieza pensando en flujo, no en compartimentos estancos. Usa creativos de marca para captar atención y luego recíclalos con variantes orientadas a conversión; deja que los datos de performance dicten qué versiones emocionales o racionales funcionan mejor. Segmenta por intención y frecuencia: primeros impactos para contar historia, impactos intermedios para reforzar valor, impactos finales con llamada clara a la acción. Así conviertes cariño en clics sin traicionar la identidad.
En lo práctico, prioriza coherencia visual y mensajes núcleo repetidos en todas las piezas; mide más allá del último clic: sigue métricas asistidas, tasa de retención y valor de vida útil del cliente. Destina parte del presupuesto a tests creativos constantes y otra a escalar lo que funciona. Mantén ciclos cortos de aprendizaje: creatives que prueben ángulos, landings que optimicen fricción, audiencias que refinan sensibilidad por frecuencia y precio.
No hace falta elegir bandos para ganar la guerra del mercado. Lanza un experimento pequeño: una semana de branding con variaciones de 6 segundos + una semana de retargeting con oferta concreta; compara CAC, CTR y señales de recuerdo. Si algo queda claro, es esto: brand y performance se alimentan mutuamente si diseñamos la campaña como un sistema, no como dos islas. Prueba, itera y deja que los números y las emociones manden juntos.
Para que una creatividad deje de ser un simple scroll-stop y pase a formar parte del recuerdo, necesitas más que un buen visual: necesitas un micro-momento emocional. Ese instante en el que el usuario siente utilidad o sorpresa. Diseña el primer segundo para resolver una duda o provocar una sonrisa y el segundo para anclar quién lo logra.
Una fórmula práctica: ofrecer valor inmediato + ancla de marca. Abre con la propuesta (beneficio claro, oferta o idea disruptiva), y cierra con una señal reconocible (color, tipografía, jingle o gesto). Así conviertes el clic en acción y el impacto en memoria sin morir en el intento.
En la pieza, trabaja tres elementos: un hook contundente, un mensaje simple y una señal que se repita. Usa contraste y movimiento para el scroll-stop, lenguaje emocional para la conexión y un motivo visual que reaparezca en retargeting. Mantén la narrativa corta: problema, solución, sello de marca.
El formato importa: videos de 6–15s, carruseles con una idea por tarjeta y UGC reinterpretado por tu estética funcionan bien. Secuencia: performance creativo para capturar la acción inmediata, seguido por versiones más branderas para reforzar recuerdo. Mide CTR y combina con métricas de retención o encuestas cortas para estimar brand lift.
Acción rápida: prueba dos hooks distintos, conserva una señal visual fija y prioriza el beneficio en los primeros 2–3s. Si ganas el primer vistazo con una promesa clara y vuelves con una huella emocional, la campaña podrá ganar tanto clics como corazones. Pista final: ser memorable no es gastar más, es repetir mejor.
Combinar métricas de performance y marca no es magia: es estrategia con corazón. Los KPIs mixtos te permiten celebrar los clics y, al mismo tiempo, entender si tu campaña está dejando huella —esa sensación que convierte impresiones en fans—. Aquí lo importante es medir señales rápidas y lentas sin que una opaque a la otra.
Empieza por definir roles: un KPI de respuesta inmediata (CTR, CPC, conversiones iniciales) y otro de cariño a mediano plazo (engagement cualitativo, menciones positivas, retención). Luego ajusta ventanas de atribución: los efectos de brand rara vez explotan en 48 horas, así que reserva un periodo para ver cariño en acción.
Usa indicadores complementarios para no quedarte con la foto a medio revelar:
En la práctica, combina experimentos A/B con métricas mixtas: cambia titulares para performance y creatividades para marca en paralelo, y da presupuesto a la variante que mejore ambos indicadores. No todos los tests deben sacrificar uno por el otro; muchos solo piden calibración.
La recompensa es tangible: campañas que captan tráfico eficiente y construyen preferencia de marca escalan mejor. Mide, itera y celebra cuando los clics vienen con corazones.
Piensa en tu presupuesto como en una cartera viajera: elegante pero preparada para el terreno. Si recortas todo lo que llega al tope del embudo, conseguirás conversiones cortas pero nadie recordará tu marca. La idea es repartir con intención: una porción para conversiones inmediatas, otra para generar preferencia y una pequeña reserva para experimentar sin arriesgar el alcance.
Un marco simple que funciona es dividir por función y no por canal: performance para optimizar CPL/CPA, brand para ganarte corazones y testing para aprender. Dentro de esa lógica, aplica reglas de prioridad y mínimos: garantiza gasto mínimo para mantener frecuencia y cobertura, y reserva siempre un % para probar creativos o audiencias nuevas.
Prueba estas micro-acciones para no matar el alcance:
Finalmente, mueve presupuesto con criterio: reevalúa semanalmente, mide tanto clics como métricas de notoriedad y acepta que un 10–20% para apuestas arriesgadas puede traer insights que cambien todo. Con cerebro y disciplina se gana reach y ROI sin sacrificar ninguno de los dos.
Con un solo anuncio en Instagram puedes activar dos caminos: el que empuja clics y conversiones, y el que cultiva reconocimiento y cariño. La idea no es multiplicar creatividades, sino diseñar una pieza que funcione como «palanca común» y dejar que la lógica de destino y la optimización de campaña la conviertan en dos embudos gemelos: uno orientado a performance y otro a brand.
Piensa en cada interacción como una bifurcación controlada. Algunas tácticas rápidas para lograrlo:
En la práctica: dedica un 60/40 del presupuesto a performance los primeros días y sube el reach cuando la creatividad tenga buen CTR; automatiza la experiencia del landing para que el usuario vea exactamente lo que necesita. Resultado: menos piezas, más aprendizajes, y la dulce sensación de haber ganado clics sin perder corazones.
Aleksandr Dolgopolov, 18 December 2025