La idea de que debes escoger entre performance y brand nace de medir mal y de objetivos fragmentados. Si piensas que una venta inmediata anula la construcción de marca, entonces estas viendo solo el corto plazo. En realidad, ambos objetivos se retroalimentan: la marca baja el CAC y la performance convierte mejor cuando la audiencia ya conoce tu propuesta.
Empieza por segmentar: audiencias frías para construir reconocimiento y audiencias calientes para conversión. No se trata de poner todo el presupuesto en un lado, sino de asignarlo por rol. Diseña conjuntos de anuncios con KPIs distintos y evita intentar optimizar una pieza creativa para dos metas opuestas. Una buena regla practica es dedicar presupuesto y formatos distintos para cada etapa del funnel.
Mide con sentido comun y técnica: trackea métricas de marca como recuerdo de anuncio o visitas directas junto a métricas de performance como CPA y ROAS. Haz tests creativos rápidos que funcionen para ambas capas: variaciones con el mismo mensaje pero llamadas a la accion distintas, o creativos que cuentan la historia en awareness y la refuerzan en conversión.
La accion inmediata: lanza una mini-campaña combinada, revisa resultados a 7 y 30 dias, y reitera. Si reduces la dicotomía a procesos claros, experimentos y datos, veras que no hay que elegir. Se trata de orquestar, no de sacrificar.
Piensa en la arquitectura híbrida como un set de piezas intercambiables: cada capa del funnel tiene un objetivo claro pero comparte lenguaje creativo y datos. No se trata de correr dos campañas independientes, sino de orquestar señales —alcance, interés y conversión— para que una lleve a la otra sin fricción.
Empieza por definir audiencias: amplia y contextual para awareness, una capa intermedia de engagement (video views, clicks o interacciones) y un grupo de alta intención para conversión. Asigna presupuestos y estrategias de puja a cada capa: CPM eficiente arriba, CPA/ROAS abajo; usa ventanas de 7–14 días para enlazar las acciones del mid-funnel con las conversiones finales.
La creatividad es el pegamento. Lanzar formatos cortos y curiosos para captar atención, luego secuencias que cuenten una pequeña historia y finalmente creativos con oferta y prueba social. Implementa secuenciación (ad sequencing) y control de frecuencia para que el mensaje evolucione y no aburra al usuario.
En métricas, combina señales: reach + view-through, CTR medio en el mid-funnel y ROAS en el final. Asegura calidad de datos con medición server-side (p. ej. CAPI), eventos deduplicados y tests de incrementality o grupos de control para validar que la sinergia realmente mejora el ROAS sin sacrificar brand equity.
Checklist rápido: mapea activos creativos por etapa, crea 3 conjuntos de anuncios, define audiencias por intención, establece ventanas de retargeting y metas KPI por capa. Lanza rápido, mide cada 7 días, ajusta creativos y presupuesto: así conviertes notoriedad en ventas sin quemar el presupuesto ni la marca.
Para que una pieza creativa "haga doble clic" no basta con ser bonita: debe detener el scroll y avanzar la cuenta. Empieza por un hook visual o verbal en los primeros 1–2 segundos, enseña el beneficio claro en la mitad y remata con una pista de marca que no interrumpa la narrativa. El truco es que el recuerdo y la acción nazcan juntos, no peleen por atención.
Diseña bajo la regla 3+1: tres segundos para captar, tres escenas para demostrar y una señal de marca que permanezca. Usa formato vertical para móviles, subtítulos para quien mira sin sonido y close-ups del producto o servicio en uso. Integra el logo como sello —no como banner— y coloca la llamada a la acción como continuación natural del mensaje, no como un grito desesperado al final.
Prueba formatos que convierten y construyen: micro-historias de 15s, UGC auténtico, y comparativas antes/después. Experimenta con thumbnails distintos y versiones donde la marca aparece al inicio, en medio y al final para medir dónde queda mejor el recuerdo sin sacrificar CTR. Crea plantillas modulares para iterar rápido: cambia solo el primer plano y la frase de apertura para obtener aprendizaje exponencial.
Mide ambos mundos: combina métricas de rendimiento (CTR, CVR, CPA, ROAS) con señales de branding (view-through, tiempo de visualización, recuerdo espontáneo si puedes). Haz tests A/B con objetivos cruzados y asigna presupuesto para escala solo a las creatividades que ganen en ambos frentes. Si solo escalas por CPA, perderás la fábrica de demanda; si solo por recuerdo, te quedarás sin conversiones.
En la práctica, prioriza velocidad de aprendizaje: lanza muchos micro-experimentos, mata rápido lo que no funciona y reinvierte en lo que mejora performance y branding. Mantén una biblioteca de activos organizada, un roadmap semanal de pruebas y un equipo creativo que entienda que la creatividad rentable no es arte por arte, sino comunicación que vende y se queda en la cabeza.
Medir marca y performance en la misma campaña no es pecado, pero sí un reto de contabilidad emocional: si mezclas KPIs pasarás por alto qué parte del embudo realmente funciona. Empieza por definir tres zonas claras: reconocimiento (sentimiento y alcance), consideración (engagement cualitativo) y conversión (CPA/ROAS). Cada zona necesita métricas distintas y un umbral propio para juzgar éxito.
Para evitar confusiones, prioriza estos tres indicadores según objetivo:
En la ejecución: segmenta presupuestos por objetivo, usa tests A/B o holdouts para medir incrementabilidad y prioriza la atribución según el ciclo de compra (last-click para ventas rápidas, atribución multi-touch para ciclos largos). Si ves buenos números de alcance pero mala conversión, invierte en creatividad y landing; si conviertes bien pero no creas preferencia, sube la consistencia de marca.
Conclusión práctica: asigna un KPI dominantes por tramo, controla incrementos con pruebas reales y revisa semanalmente. Así no quemas presupuesto intentando solucionar todo con la misma métrica; optimizas resultados y construyes marca sin contradicciones.
En 30 días lanzamos un experimento en LinkedIn pensado para lograr branding y performance sin prender fuego al presupuesto. Partimos con una hipótesis simple: si segmentamos fino y alineamos mensaje por etapa del embudo, no hace falta multiplicar inversión para ver resultados medibles.
Dividimos la audiencia en tres micro-segmentos: prospectos fríos por sector y cargo, audiencia de interés (engagement reciente con la marca) y retargeting de visitantes del sitio. Asignamos presupuesto inicial en proporciones claras: 50% para awareness, 30% para consideración y 20% para conversión, dejando un 10% del total como reserva para escalar lo que funcionara.
El copy cambió según el público: storytelling y valor de marca para frío, casos de éxito y pruebas sociales para quienes ya mostraron interés, y ofertas concretas + CTA directo para retargeting. Probamos 2 titulares y 2 creatividades por segmento, midiendo CTR y tasa de conversión desde el día 1 para tomar decisiones rápidas.
Calendario de optimización: días 1-7 para aprendizaje (CTR, relevancia), días 8-21 para escalar creativos ganadores y ajustar pujas, días 22-30 para optimizar conversiones y recircular contenido de marca que alimentara la capa de performance. Frecuencia cap y pausas automáticas evitaron saturación y desperdicio de impresiones.
Resultado práctico: más eficiencia sin subir inversión: duplicamos CTR en audiencias calientes y redujimos CPL en ~40% en la última quincena. Lección clave: segmentar pequeño, probar rápido y reubicar presupuesto hacia los ganadores. Así se consigue impacto de marca y resultados directos sin quemar el presupuesto.
Aleksandr Dolgopolov, 25 November 2025