No, el email marketing no está muerto: tú lo estás matando (aquí el plan de resurrección) | Blog
inicio redes sociales valoraciones y reseñas mercado de tareas de e-task
carrito suscripciones pedidos reponer la balanza activar un código promocional
programa de afiliados
apoyo FAQ información opiniones
blog
public API reseller API
iniciar sesiónregistrarse

blogNo El Email…

blogNo El Email…

No, el email marketing no está muerto tú lo estás matando (aquí el plan de resurrección)

Asuntos que muerden: convierte 5 palabras en aperturas imparables

Los asuntos cortos son como anzuelos: si los afilas, los destinatarios muerden. Limítate a cinco palabras y verás cómo la restricción convierte la indecisión en curiosidad. Piensa en esas cinco palabras como la primera promesa de tu correo: son la oportunidad de abrir una puerta, no de vender toda la casa.

Usa plantillas sencillas y prueba ejemplos reales: "Abre y duplica tus ventas", "Solo hoy: 50% en curso", "María, regalo exclusivo para ti". Cada asunto tiene un rol distinto — urgencia, beneficio y personalización — y los tres caben en cinco palabras si eliges verbos potentes y números claros.

Reglas prácticas: comienza con un verbo, añade un beneficio o número, personaliza cuando puedas y cierra con urgencia o curiosidad. Evita palabras que disparen filtros (gratis ilimitado ahora), mantén 35–45 caracteres en lo posible y armoniza asunto + preview text para ampliar la promesa. Para testar: envía dos variantes a segmentos iguales (10%–10%), mide aperturas, y si una supera por >10% la otra, escala y refina.

No es ciencia oculta: son micro-experimentos diarios. Prueba estas plantillas y adapta el tono: Plantilla 1: Nombre + verbo + beneficio + número + urgencia. Plantilla 2: Verbo + número + beneficio + palabra emocional + CTA implícito. Convierte cinco palabras en una invitación imposible de ignorar.

Segmenta como pro: envía menos correos y consigue más ventas

Menos correos no significa menos ventas: significa menos ruido y más intención. Si te obsesionas con la cantidad, tu lista se convierte en una audiencia pasiva. Segmentar bien te permite enviar mensajes que parecen hechos a mano, no balas de cañón; y cuando un mensaje se siente personal, se convierte en clic, en conversión y en recomendación.

Empieza por tres cortes sencillos que generan impacto inmediato:

  • 🚀 Comportamiento: agrupa según páginas vistas, clicks o compras recientes para enviar ofertas relevantes.
  • 💁 Interés: etiqueta preferencias (categorías, formatos, temas) y alimenta cada segmento con contenido que le importe.
  • 🆓 Recencia: prioriza a quienes han interactuado hace poco y crea flujos de reactivación para los que llevan tiempo fuera.

Ponlo en acción en cuatro pasos: crea 3 segmentos low‑cost, diseña un flujo automatizado por cada uno (trigger + 2 seguimientos), personaliza asunto y primer párrafo, y aplica un frequency cap para no quemar la relación. Mide aperturas, CTR y sobretodo ventas atribuibles: la segmentación se valida con datos, no con buenas intenciones.

Si limpias la lista y mandas menos mensajes más precisos, tu ROI sube y el cliente vuelve más a menudo. Menos spam, más champagne: convierte la bandeja de entrada en tu mejor escaparate.

Contenido con chispa: de boletín aburrido a email que se comparte en Instagram

Si tu newsletter se abre y nadie lo comparte, quizá no es culpa del algoritmo: es culpa del diseño. Empieza por crear piezas que valgan una foto: una cita bold, una microinfografía, o una estadística impactante con tipografía grande. Piensa en formato cuadrado, contraste alto y poco texto; lo que funciona en el feed de Instagram también funciona cuando alguien decide «repostear» tu correo.

No subestimes el poder del microcontenido. Extrae un titular potente, transforma un párrafo en un pie de foto listo para Instagram y añade un CTA de compartir tipo «¿te gustó? Compártelo en tu historia». Incluye siempre una imagen pensada para pantalla móvil: así quien haga captura tendrá material listo para publicar sin editar.

Haz que compartir sea fácil y deseable: añade plantillas descargables o stickers de tu marca, crea una frase corta y pegajosa para copiar, y coloca una llamada a la acción visual justo debajo del bloque que quieres que se comparta. Un buen truco: añade un recuadro con el texto «Comparte esto en tu historia» y un icono grande; la gente responde a comandos simples.

Si quieres amplificar esas piezas y que lleguen a más ojos cuando se comparten, prueba YouTube agencia de marketing para convertir tu contenido en impulso social; invierte en una imagen clave y un título que invite al clic. Pequeñas mejoras en diseño y copy convierten un boletín aburrido en material digno de Instagram.

Automatizaciones humanas: flujos que venden sin sonar a robot

La clave para que un flujo automatizado venda sin sonar a robot es tratar cada mensaje como una conversación, no como un envío masivo. Piensa en gatillos inteligentes, contenidos cortos y un tono que parezca escrito por una persona real —con dudas, soluciones y un poquito de humor—, no por un calendario editorial programado.

Empieza por mapear eventos concretos: visita a la página de producto, carrito abandonado, descarga de lead magnet o repetición de compra. Cada evento debe disparar un mini-flujo distinto, con objetivos claros (recordar, convencer, facilitar). Usa datos de comportamiento para decidir el siguiente paso: si abrió pero no clicó, cambia el asunto; si clicó, ofrece prueba social.

Escribe como si contestaras un DM. Asuntos específicos y cortos, preview text que amplíe la promesa y primeras líneas que conecten inmediatamente. Evita jerga y frases largas; mete microcopy útil: "Esto te sirve si…" o "Si prefieres, responde y te ayudo". Un ejemplo: "Te guardé esto en tu carrito — ¿lo quieres hoy?"

No abuses del mismo timing: añade variaciones humanas. En vez de enviar a los 2 días exactos, prueba 1–4 días aleatorios; mezcla un recordatorio suave con uno más directo y termina con un último mensaje de cierre con oferta o prueba social. Las reglas condicionadas (si no abre, reintenta con otro ángulo) aumentan la conversión.

Personaliza más allá del nombre: muestra el último producto visto, tiempo desde la última compra o el beneficio que buscó. Con bloques condicionales puedes cambiar párrafos enteros según segmento, así el correo parece hecho a mano. Aprovecha placeholders como {{producto}} o {{beneficio}} para que el mensaje se sienta específico.

Mide y ajusta: A/B en asuntos, en 2º línea, en CTAs y en ventanas de envío. Mide revenue por flow y tasa de conversión por paso. Empieza con un flujo pequeño y rentable, optimízalo en ciclos de 7–14 días y escala. Automatizar con humanidad no es magia: es estrategia y copy bien pensado.

Mide lo que cuenta: del open rate a ingresos y retención

Deja de medir lo que te hace sentir bien y empieza a medir lo que te paga. El open rate es bonito para presumir en reuniones, pero no compra clientes ni reduce churn. Cambia el foco a métricas que conecten con caja: ingresos atribuibles por campaña, conversión post-click y retención de cohortes.

Empieza por instrumentar: enlaces con UTM, objetivos claros en tu analytics y tagueo de pedidos para saber qué campaña generó cada venta. Mide ingreso por envío (Revenue per Send), conversión del correo y valor medio de pedido; luego cruza eso con retención a 7/30/90 días para ver si tus envíos crean clientes o solo ventas aisladas.

Hazlo accionable: define un north star (por ejemplo, ingresos atribuibles por suscriptor activo), selecciona KPIs secundarios (CTR, CR, churn mensual) y monta tests A/B que apunten a esos números. Segmenta por comportamiento (RFM), automatiza secuencias de bienvenida y win-back y prioriza cambios que muevan ingreso y retención, no sólo aperturas.

No es magia, es disciplina: report semanal de campañas y análisis de cohortes mensuales. Si quieres resucitar resultados, deja de enterrar tus envíos con métricas vanidosas y mide lo que realmente importa: clientes que compran y vuelven.

Aleksandr Dolgopolov, 30 December 2025