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¡Email marketing NO ha muerto! Descubre por qué tus correos no venden (y cómo revivirlos hoy)

Segmenta o lamenta: cómo limpiar tu lista y hablarle a quien compra

Si sigues enviando el mismo correo a toda tu lista, esperas milagros de forma pasiva. Empieza por segmentar: separa por comportamiento (aperturas y clics), por valor (clientes recurrentes vs. primerizos) y por recencia. Segmentar te permite hablarle a quien realmente compra, no a quien pasa.

Limpia en tres pasos: 1) identifica inactivos (90+ días sin abrir ni clicar), 2) lanza una secuencia de re‑enganche de 2–3 emails con oferta o encuesta, 3) poda: elimina o archiva los que no responden. Menos ruido = mejor entregabilidad y más ventas por envío.

Crea segmentos que vendan: compradores primerizos, recurrentes, VIP y abandonos de carrito. Personaliza la oferta y la cadencia: los VIP reciben menos correos pero con exclusividades; los abandonos, recordatorios rápidos con incentivo al 24–48 horas.

Usa scoring simple (RFM básico) y automatizaciones. Si un contacto sube a “alto valor”, dispara una serie con upsells; si baja, mueve a re‑engache. Prueba asuntos personalizados: “María, tu talla aún está disponible” vs “Oferta: 20% en tu carrito”. Mide qué gana más conversiones.

No olvides la higiene técnica: elimina rebotes duros, respeta bajas y reduce quejas de spam. Ejecuta campañas de re‑permiso antes de borrar y revisa métricas clave: tasa de apertura, CTR y revenue por destinatario. Menos lista pero más limpia = más ingresos.

¿Quieres potenciar también las señales sociales de tus mejores segmentos? Combina ofertas por email con un pequeño impulso en redes para amplificar confianza: Instagram servicio de impulso. Empieza hoy a segmentar, limpiar y automatizar: tus correos —bien dirigidos— vuelven a vender.

Asuntos imposibles de ignorar: 7 fórmulas que multiplican aperturas

Si quieres que tus correos dejen de morir en la bandeja de entrada, empieza por dominar las líneas de asunto. Siete fórmulas probadas transforman indiferencia en clics: Curiosidad (Despertar intriga sin engañar), Beneficio (qué gana el lector ahora), Urgencia (fecha o plaza limitada), Exclusividad (solo para X), Número (listas y cifras claras), Pregunta (invita a responder) y Prueba social (mientras otros ya lo hicieron).

Traducido a ejemplos prácticos: Curiosidad — "Lo que nadie te contó sobre X"; Beneficio — "Duplica tus ventas en 30 días"; Urgencia — "Últimas 24 horas para acceder"; Exclusividad — "Invitación para miembros seleccionados"; Número — "7 trucos que funcionan hoy"; Pregunta — "¿Te atreves a probar esto?"; Prueba social — "300 negocios ya lo implementaron". Adapta el tono a tu audiencia y usa nombre o ciudad para personalizar cuando tenga sentido.

Haz pruebas inteligentes: A/B testea dos asuntos por campaña, mide aperturas y clics, y convierte la ganadora en plantilla. No olvides el preview text: es el socio silencioso del asunto. Evita palabras SPAM, equilibra emojis con profesionalismo y mantén asuntos por debajo de 60 caracteres cuando apuntas a móviles.

Ponte este pequeño reto: elige dos fórmulas distintas por semana, crea 3 asuntos para cada envío, y monitoriza una semana. Verás cómo las aperturas se multiplican y, lo más importante, cómo tus correos vuelven a vender. Pequeños cambios, resultados directos: prueba hoy y ajusta mañana.

Del boletín al maratón: crea emails que la gente devora

Piensa en tu newsletter como una serie adictiva, no en una hoja informativa. Si quieres que te devoren, rompe el molde: asuntos que prometen una pequeña recompensa, el primer párrafo que arranca con una micro-historia y un formato que se lee en 15 segundos. El objetivo es simple: que el lector pase de "abrir" a leer hasta el final sin darse cuenta.

La estructura funciona: gancho inmediato, valor útil y cierre con una acción clara. Practica la regla 30/30: 30% emoción, 30% utilidad y 40% claridad en el CTA. Usa listas breves, bold para puntos clave y párrafos de una sola línea para facilitar el escaneo. Segmenta y personaliza para que cada bloque suene como un mensaje escrito a medida.

Diseña un maratón de 4 correos: teaser que despierta curiosidad, entrega con contenido práctico, prueba social que sube la confianza y una mini-oferta que invita a probar sin presionar. Alterna formatos —texto, GIF, cita— y plantea pequeñas tareas o preguntas que aumenten la interacción. Mide aperturas, clics y retención como si fueran las vueltas de una carrera: cada métrica te dice si subes o bajas ritmo.

Empieza con experimentos cortos: asustos distintos, longitudes, horarios. Optimiza con A/B y prioriza lo que mueve a tu audiencia, no lo que te gusta escribir. Y si quieres dar un empujón extra usando prueba social, puedes pedir Instagram impulso y presentar esa tracción en tus emails. Menos perfección, más conversación: así revives correos que venden.

Automatiza sin parecer robot: flujos que nutren y venden 24/7

Automatizar no significa enviar correos clonados a toda la lista; significa diseñar conversaciones que parecen humanas pero se ejecutan 24/7. Empieza por mapear las intenciones: suscripción, navegación, compra y abandono. Cada intención merece un flujo distinto: así ofreces relevancia en vez de ruido y recuperas confianza antes de intentar vender. Prioriza segmentos pequeños y mensajes relevantes.

Activa los emails con disparadores basados en comportamiento y tiempo: apertura, clic, visita a producto, carrito abandonado. Usa splits condicionales para ramificar según la respuesta; por ejemplo, si hace clic, envía oferta; si no, prueba un caso social distinto. Ejemplo: flujo de bienvenida — email 1 inmediato, email 2 a 2 días, email 3 a 7 días; para carrito abandonado prueba 1 hora, 24 horas y 72 horas.

Personaliza sin exagerar: nombre, recomendación dinámica y fragmentos de contenido según interés convierten mucho más que plantillas genéricas. Cuida asunto y preheader como si fuera el saludo en persona; cambia remitente a nombres de equipo para sonar menos corporativo. Usa recomendaciones basadas en compras previas y en el tiempo desde la última visita para ser relevante.

Optimiza cada email para una acción clara: una sola CTA, prueba social breve y urgencia legítima. Implementa límites de frecuencia y ventanas de descanso para evitar fatiga; añade pasos de nutrición antes de la oferta dura. Optimiza para móvil, comprueba previsualizaciones en clientes comunes y mantén el tiempo de carga corto para no perder clicks.

Monitorea y mejora: A/B testea asuntos, tiempos y CTAs; mide apertura, CTR, tasa de conversión y RPU. Revisa entregabilidad, tasas de rebote y spam para que tus flujos realmente lleguen. Empieza con un flujo sencillo de dos semanas, afina según datos y escribe hoy mismo el primer flujo: automatiza como un asistente humano: constante, empático y listo para vender cuando el cliente está listo.

Mide lo que mueve la aguja: KPIs de email que importan (y los que no)

Si quieres que tus correos dejen de ser postales bonitas y empiecen a vender, mide lo que realmente mueve la aguja: conversiones reales. No te enamores de las aperturas; una bandeja llena de correos abiertos no paga facturas. Prioriza tasa de conversión por campaña, ingresos por email y valor medio del pedido (AOV) atribuido a cada envío. Esos números te dicen si el mensaje y la oferta funcionan juntos, no solo si el asunto fue sexy.

La segunda capa son métricas que explican el “por qué”: CTR y CTO (click-to-open) revelan creatividad y relevancia; deliverability y bounce rate te indican si tus correos llegan; y unsubscribe rate es la alarma temprana de fatiga. Si el CTR es bajo pero la conversión es alta, quizá vendas con un solo clic: optimiza landing pages. Si opens suben y ventas no, revisa oferta y flujo post-clic.

Deja de gastar tiempo en métricas de vanidad: tamaño de la lista sin segmentación, aperturas aisladas y rangos absolutos de enviados no importan sin contexto. Mejor crea micro-KPIs que dependan del objetivo: ventas inmediatas, LTV de la cohorte de bienvenida, y tasa de reactivación de inactivos. A/B testea asuntos, preheaders y CTA con objetivos claros: no examines un asunto si no mides su impacto en la conversión final.

Acción práctica: fija 3 KPIs principales por campaña (p. ej. ingresos por email, CTO y tasa de reembolso), monitoriza cohorts por semana de suscripción y automatiza etiquetas para medir atribución real. Y recuerda: los datos no son para presumir, sino para ajustar. Si algo no te dice si venderás más mañana, no lo midas con pasión, mídelo con resultados.

Aleksandr Dolgopolov, 10 December 2025