La desaparición de las cookies de terceros no significa renunciar a la relevancia: obliga a ser más ingenioso. Ya no vale seguir señalando a personas por su historial invisible; toca transformar cada interacción propia en una pista útil, sin cruzar la línea de la privacidad. Las marcas que ganen serán las que conviertan sus activos directos en experiencias y segmentaciones útiles.
Empieza por mapear tus fuentes first-party: formularios rápidos, eventos de producto, CRM, y comportamientos en sitio. Complementa con zero-party —preguntas de preferencia sinceras— y con instrumentación server-side para capturar eventos robustos. Esa mezcla reduce ruido y mejora la calidad de los segmentos sin depender de terceros.
En la práctica, trabaja con cohortes temporales (últimos 7/30 días), microsegmentos por valor y señales contextuales. Aplica modelos probabilísticos y aprendizaje para extrapolar cuando falten identificadores. Y no olvides las clean rooms y acuerdos de datos encriptados para escalar reach con socios sin intercambiar datos crudos.
No te cases con una sola táctica: testa, mide incrementality y ajusta. La clave es creatividad aplicada a datos propios y respeto por la privacidad: así se vende más sin parecer un espía.
La IA creativa ya no es un truco: es la nueva caja registradora si la entrenas con prompts que vendan y pruebas que enseñen. Empieza por definir el resultado deseado (venta, registro, clic) y construye variantes de tono y formato que puedas iterar en días, no meses.
Un flujo práctico: 1) prompt base con beneficio claro; 2) añadir un matiz emocional (humor, urgencia, confianza); 3) pedir 3 variantes y 5 micro-titulares; 4) usar A/B en fragmentos de 6 segundos o en thumbnails. Esa repetición rápida convierte intuición en datos.
Experimenta con estos formatos rápidos:
Mide con métricas simples: CTR del primer segundo, tasa de retención a 3s/6s, y costo por acción real. Si un prompt gana, escálalo por formatos y plataformas. No olvides conservar la voz humana: la IA debe amplificar una idea, no inventar la verdad. Prueba, ajusta, repite — así la creatividad generativa se transforma en ventas constantes.
Los YouTube Shorts actúan como un gancho: rápidos, irresistibles y perfectos para iniciar una relación comercial. Para transformar esa atención fugaz en una compra, diseña cada short como el primer eslabón de un microfunnel: despierta curiosidad, resuelve algo en segundos y apunta con claridad al siguiente paso para el usuario.
La táctica funciona así: engancha en 0–2 segundos con una promesa visual; usa texto grande y cortes rápidos; muestra el producto en uso; y termina con un CTA directo. Pon el enlace rastreado con UTM en la primera línea de la descripción y fíjalo en un comentario. Si puedes, activa pantalla final, tarjetas y la estantería de merch para acortar la fricción.
Mide como un pro: dirige a una landing móvil optimizada con oferta clara y código exclusivo para Shorts, etiqueta los links y crea públicos de retargeting por tiempo de visualización (7/30 días). Replica los shorts ganadores como campañas pagadas, prueba 15 vs 30 segundos, diferentes CTAs y audiencias lookalike para bajar el CPA.
Para escalar, crea plantillas creativas y graba por lotes, invita a creadores y pega UGC real; lanza micro-promos con urgencia y monitoriza CTR, tasa de conversión y coste por adquisición. Al final, no es humo: es un sistema corto, medible y afinado para convertir views en ventas.
Contextual 2.0 no es solo volver al contexto; es elevarlo con señales semánticas, intención en tiempo real y la potencia del punto de venta. Cuando lo conectas con retail media, conviertes cada impresión en una pista caliente: el usuario ya está cerca de comprar.
Piensa en capacidades, no en restricciones. Usa catálogos de producto como fuentes de segmentación, mapea búsquedas internas y comportamientos de carrito para encender campañas que hablan el idioma del momento de compra. Así reduces la dependencia de terceros y mejoras la relevancia sin perseguir cookies eternas.
Empieza con tácticas probadas que mueven la aguja y escalan rápido:
Haz pruebas pequeñas, mide incrementos y reinvierte donde el ROAS sea claro. En la práctica, Contextual 2.0 + retail media te deja más control, mejor conversión y, lo mejor, menos humo y más caja.
Demasiadas métricas matan la métrica: vistas, clics y ego digital no pagan facturas. Mejor: medir lo que realmente empuja negocio —atención que convierte, incrementales que confirman causa y efecto, y un MMM que deje de doler. Empieza por ordenar objetivos: ¿conseguir notoriedad cualificada, acelerar consideración o cerrar ventas? Cada objetivo merece una métrica principal y una regla simple para interpretarla.
Pon en marcha tácticas de baja fricción. Para atención, prioriza métricas de calidad sobre cantidad: tiempo visible, % de reproducción efectiva y señales de interacción sostenida. Para incrementales, implementa tests ligeros: holdouts por audiencia o campañas controladas con asignación aleatoria mínima. Y para MMM, no esperes una revolución: automatiza entradas periódicas, limita variables a las impactantes y actualiza modelos trimestralmente para que sigan siendo accionables.
No necesitas un equipo de científicos de datos para empezar: monta dashboards templateados, usa cohortes pequeñas para testear hipótesis y convierte cada experimento en una regla operativa. Si lo haces bien, tu inversión publicitaria dejará de ser humo y pasará a facturar —con menos drama y más certezas.
Aleksandr Dolgopolov, 20 November 2025