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El email marketing no está muerto lo estás usando mal (y hoy lo vas a revivir)

Tu bandeja no es un cementerio: conviértela en tu mejor escaparate

Piensa en cada correo como una vitrina: no sirve tener cientos de mensajes si parecen todos iguales. Ganas la atención con un remitente reconocible, una línea de asunto que intrigue y un preheader que complemente, no que repita. Ajustes sencillos aquí pueden subir aperturas en cuestión de días.

La relevancia es tu escaparate estrella: segmenta por comportamiento, interés o fase del cliente y deja de enviar “todo para todos”. Incluso una variable dinámica —producto visto, última compra, ubicación— convierte un correo genérico en una oferta personal que invita a clicar.

Diseña pensando en el scroll y en el pulgar: asunto corto, primer párrafo claro y un call-to-action visible arriba del pliegue. Optimiza imágenes, usa texto alternativo y evita plantillas pesadas: si el CTA no se ve en móvil, perdiste la venta antes de empezar.

No tengas miedo de limpiar la lista: eliminar inactivos mejora entregabilidad y métricas. Prueba campañas de re‑engagement con incentivos o encuestas antes de dar de baja, y haz A/B testing en asuntos, remitentes y horarios. Mide aperturas, clics y conversiones, no solo rebotes.

Arranca con tres experimentos esta semana —asunto, CTA y un segmento pequeño— y documenta resultados. Crea flujos básicos (bienvenida, carrito abandonado) que trabajen 24/7. Con hábitos simples, creatividad y datos, tu bandeja dejará de ser un ¨cementerio¨ y se convertirá en tu mejor escaparate.

Asuntos irresistibles: 7 trucos que disparan aperturas

Las aperturas nacen en la línea de asunto: es la primera promesa que le haces al lector. Si tu bandeja no responde, no culpes al canal: cambia la frase. Hazla curiosa, honesta y concreta; que invite a abrir sin gritar “spam”.

Aquí tienes 7 palancas para probar: Curiosidad (pregunta incompleta que provoca clic), Urgencia (plazo real), Números (cifras concretas), Personalización (nombre o dato relevante), Emojis (uno que añada tono), Oferta clara (beneficio en pocas palabras) y Prueba social (resultado o testimonio corto).

Trucos prácticos: mantén 40–50 caracteres, pon la información clave al inicio del preview, y usa fórmulas como “3 pasos para…” o “Solo hoy: X para Y”. Ejemplos rápidos: "3 trucos que triplican tus clics", "Últimas 24h: 50% para 100 clientes", "Ana, esto te interesa".

Segmenta antes de enviar y A/B testea una sola variable por vez (emoji sí/no, número vs. palabra). Si quieres acelerar y probar variantes según plataforma, visita Impulsa tu cuenta de YouTube gratis para inspirarte en mensajes que funcionan fuera del inbox.

Mide aperturas, pero sobre todo CTR y conversión; cambia una cosa por semana y copia lo que funciona. El asunto es un experimento: escribe, prueba, aprende y repite —tu lista te lo agradecerá con clicks.

Segmenta como pro: menos correos, más ventas

No se trata de enviar menos por pereza: se trata de enviar menos por estrategia. Cuando cortas el ruido y hablas solo con quien realmente quiere escucharte, cada correo gana peso. Segmentar bien significa gastar menos presupuesto, molestar menos y, sí, vender más.

Empieza por tres cortes simples pero poderosos: comportamiento (abre, clic, compra), ciclo de vida (nuevo, recurrente, inactivo) e interés (categorías o productos). Crea microsegmentos de 3–5 audiencias clave y diseña flujos automáticos: bienvenida, carrito abandonado, re‑enganche. Pon límites de frecuencia y usa triggers: un mensaje oportuno vale más que diez genéricos.

Haz pruebas cortas y medibles: prueba líneas de asunto personalizadas, ofertas según historial y creatividades que hablen al segmento. Mide CTR, conversión por envío y revenue per recipient; si una segmentación sube cualquiera de esos, réplica y escala. Y si necesitas amplificar las creatividades que acompañan tus correos o impulsar presencia social, prueba Impulsa tu cuenta de Instagram gratis para que tus campañas tengan más reach.

No lo veas como una limpieza dolorosa: es optimización con cariño. El objetivo no es enviar menos por principio, sino enviar lo justo a quien de verdad responde. Elimina envíos inútiles, personaliza lo esencial y celebra cómo sube la conversión sin subir la caja de emails.

Automatiza y gana tiempo: flujos que venden mientras duermes

Imagina que cada correo que enviaste anoche convierte mientras desayunas; no es brujería, es un flujo bien pensado. Empieza por mapear el recorrido ideal del suscriptor (suscripción → interés → compra → fidelización) y define 2–4 puntos de contacto clave. Cada flujo debe tener un objetivo concreto: educar al lector, empujar a la compra o recuperar a los inactivos.

Prioriza estas secuencias prácticas: Bienvenida (envío inmediato con valor y una oferta suave a las 24 h), Carrito abandonado (recordatorio a los 15 min, follow up a 24 h y último empujón a 72 h), Post-compra (confirmación, seguimiento de entrega y cross-sell a 3–7 días) y Re-engagement (serie de 3 correos con incentivo). Personaliza asunto y preheader con variables, usa prueba social y CTAs claros para que cada mensaje tenga fuerza propia.

En la implementación usa segmentación por comportamiento, branching condicional (si abrió, si clicó, si compró) y contenido dinámico para adaptar la oferta. A/B testea asuntos, preheaders y horas de envío; configura triggers y pausas automáticas si llegan respuestas humanas y añade UTM para atribuir ingresos a cada flujo. No lances todo a la vez: itera con un embudo por prioridad.

Mide apertura, CTR, conversión y churn por flujo y apunta a objetivos realistas (por ejemplo 2–5% de conversión según producto). Limpia la lista mensualmente, vigila entregabilidad y warm up si subes volumen. Ajusta asunto, oferta o cadencia antes de apagar un flujo: así el email trabaja 24/7 y tú recuperas tiempo y ventas sin sonar como spam.

Del spam al fan: valor en cada clic y en cada envío

Dejar de enviar correos como si tiraras folletos desde un camión no es magia, es estrategia. Cada envío debe responder a una pregunta sencilla: ¿esto aporta algo al receptor ahora? Si la respuesta es no, no lo envíes. Convierte cada clic en una micro-experiencia: anticipa, cumple la promesa del asunto y respeta el tiempo del lector. Empieza por definir lo que ofreces en 5 segundos y diseña el correo alrededor de esa promesa.

Segmenta como si conocieras a tu audiencia por nombre: usa comportamiento, intereses y recurrencia para enviar mensajes relevantes. Personaliza más allá del nombre: inserta productos vistos, recomienda contenido similar, adapta la oferta según la etapa del ciclo. Trabaja el asunto y el preheader como equipo: uno atrae, el otro promete. Y recuerda que la persona confía en la caja de quien envía; cuida el nombre del remitente y la consistencia.

El valor no es siempre un descuento. Ofrece educación práctica, acceso temprano, historias de clientes y piezas útiles que puedan usar de inmediato. Mantén la estructura escaneable: titular claro, beneficio en la primera línea, una imagen si suma y un CTA concreto. Prioriza móvil: más del 70% abrirá ahí, así que botones grandes, tiempos de carga cortos y texto legible son obligatorios. Menos ruido, más utilidad.

Mide lo que importa: tasa de apertura, CTR, conversión y retención por cohortes. A/B testea asunto, CTA y hora de envío como un ritual, no un experimento ocasional. Implementa flujos de reengagement para quienes duermen y automatiza premios para fans activos. Si todo falla, pregunta: ¿qué haría que yo abriera este correo ahora mismo? Vuelve a esa respuesta, itera rápido y verás la bandeja pasar de spam a fandom.

26 October 2025