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blogEl Email Marketing…

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El email marketing no está muerto lo estás haciendo mal (y aquí se arregla)

Tus asuntos aburren: trucos rápidos para que se abran solos

Si tus correos llegan a la bandeja pero nadie los abre, el problema suele empezar en los primeros seis segundos: el asunto. Cambiar "Novedades de abril" por algo que despierte curiosidad no es magia, es práctica —y sí, hay trucos rápidos que puedes aplicar ahora mismo para que tu tasa de apertura suba sin gastar un euro.

Piensa en el asunto como el titular de un artículo viral: corto, específico y con una promesa clara. Evita generalidades, promete algo concreto (una ventaja, una solución, una sorpresa) y usa palabra visuales que se lean bien en móvil. Además, prueba a jugar con mayúsculas y símbolos con moderación: un toque puede destacar, demasiado ruido espanta.

Prueba estas tres fórmulas rápidas y rétalas en tus siguientes envíos:

  • 🚀 Curiosidad: Despierta preguntas que solo se resuelven dentro del correo, sin caer en clickbait.
  • 🔥 Urgencia: Limita tiempo o cantidad para acelerar la decisión, pero sé honesto.
  • 🤖 Beneficio: Habla del resultado inmediato que el lector obtiene, no del producto.

Implementa A/B tests pequeños: dos asuntos por campaña, mide aperturas y clics, y repite lo que funciona. Segmenta por comportamiento (quién abrió antes, quién compró) y personaliza con un dato real: nombre, producto visto o última acción.

No es fórmula secreta, es iteración rápida: escribe 3 asuntos, envía, aprende. En una semana tendrás datos que valen más que mil teorías. Ahora ve y rompe la monotonía de tu bandeja de entrada.

Segmentación con cerebro: envía menos y vende más

Deja de enviar por inercia y empieza a segmentar con cerebro: menos correos pero relevantes. Empieza por lo básico que siempre funciona: RFM (recencia, frecuencia, valor) y comportamiento reciente (apertura, clic, carrito abandonado). Con esos datos puedes crear microsegmentos que reciban ofertas puntuales en vez de mensajes genéricos que nadie recuerda al día siguiente.

Pon en marcha disparadores inteligentes: un correo tras abandono de carrito, otro cuando alguien visita una ficha de producto varias veces, y uno post-compra para recomendación complementaria. Limita la cadencia por segmento y respeta ventanas horarias; si bombardeas a un cliente muy ocupado lo perderás, no lo conquistarás. A/B testea la frecuencia antes que el asunto.

La personalización va más allá del nombre. Usa bloques dinámicos: muestra productos según historial, adapta el tono según la etapa del ciclo de vida y cambia la llamada a la accion segun valor estimado del cliente. Mantén listas limpias: filtra inactivos mayores a 90 dias, lanza campañas de reactivacion y elimina a quienes no responden.

Mide lo que importa: ingresos por destinatario, tasa de conversión y valor medio de pedido en cada segmento, no solo aperturas. Si quieres empezar fácil, crea tres segmentos hoy: nuevo, activo y en riesgo, y optimiza uno por semana. Menos correos, más ventas: así de simple y así de humano.

Automatiza sin sonar a robot: workflows que enamoran

No, la automatización no tiene que sonar a contestador automático ni a spam reciclado. Si tus secuencias parecen escritas por una máquina con resaca, el problema no es la herramienta: es el guion. Automatizar bien significa diseñar conversaciones escalonadas que imiten cómo hablarías con un cliente encantador en la vida real.

Empieza por tres principios sencillos: 1) voz humana: escribe como hablarías en persona; 2) relevancia: usa comportamiento y preferencias, no etiquetas genéricas; 3) ritmo: respeta el tiempo del lector con pausas y toques inteligentes. Añade un remitente reconocible y líneas de asunto que prometan valor, no clickbait.

Prueba estos workflows que enamoran y convierten:

  • 💬 Bienvenida: Cadena corta para agradecer, explicar el valor y pedir una primera preferencia.
  • 🤖 Reenganche: Tres contactos suaves con contenido atractivo antes de dar por perdida la suscripción.
  • 🚀 Upsell: Secuencia basada en compra/visualización que propone un complemento útil con prueba social.

En la práctica: usa triggers claros, delays humanos (24–72h), condiciones basadas en comportamiento y ramificaciones simples (si abrió, enviar X; si no, enviar Y). A/B testea asunto y preheader, mide apertura→clic→conversión y ajusta. Empieza pequeño, mide rápido y corrige, porque el email bien automatizado se siente como una conversación que siempre continúa y convierte sin agobiar.

Diseño que pide clic: del móvil al checkout en 3 gestos

El inbox es territorio móvil: si tu email obliga a pellizcar, desplazar y pensar, lo pierdes. Empieza por una sola promesa clara en la zona visible sin abrir—esa primera línea y el primer botón deben decir exactamente qué gana el lector en un vistazo. Diseña con dedos, no con ratones: botones grandes, contraste fuerte y un único CTA que no pida pensar. Si no, tu newsletter será otra notificación más.

Reduce la ruta de compra a tres gestos reales: abrir, tocar y confirmar. Convierte tu CTA en un deep link que lleve directo al carrito o al checkout con datos mínimos ya rellenados; usa microcopy que quite fricción (Pago ahora, Reservar en 1 clic). Sitúa la oferta en la thumb zone y evita elementos que interrumpen el flujo: menús flotantes, sliders automáticos o formularios extensos.

Técnicamente, usa plantillas responsive limpias: botones construidos con HTML/CSS inline, fallbacks para imágenes, alt claros y tamaños que respeten el objetivo táctil (mínimo 44px). Prioriza velocidad: imágenes webp optimizadas y CSS crítico inline para que el CTA se vea antes que todo lo demás. Añade parámetros UTM para ver qué diseño convierte y no te quedes con suposiciones; si el tracking muestra abandono, simplifica el paso anterior al checkout.

Haz pruebas con usuarios reales y métricas que importan: tasa de clic, velocidad hasta checkout y conversión por gesto. Empieza con un A/B simple donde la versión 3 gestos gane y luego escala. Pequeños cambios en diseño móvil suelen pagar grandes dividendos: pocas pantallas, menos fricción, más ventas. Y sí: menos es mejor; sacrificar un carrusel por un botón con oferta funciona casi siempre.

Métricas que no te mienten: de aperturas a ingresos reales

La trampa más clásica del email marketing es enamorarse de las aperturas: bonitas cifras que no pagan tu nómina. Si quieres dejar de tirar tiempo y presupuesto, cambia el foco: de ver quién abre a cuánto dinero entra por cada correo enviado. Eso es lo que realmente mantiene viva esta máquina.

Las aperturas y los clics son útiles, pero son indicadores de vanidad hasta que los enlazas con conversiones y ticket medio. Trabaja con métricas accionables: CTR, CTOR, tasa de conversión por campaña, ingresos por suscriptor y valor de vida del cliente. Son los números que te cuentan la verdad sin rodeos.

  • 🚀 Aperturas: Miden interés inicial; sirven para evaluar asunto y preheader.
  • 🔥 Conversiones: Miden si la promesa del correo cumple en la página de destino.
  • 💥 Ingresos: Miden lo que realmente importa: ventas atribuibles al envío.

Pasa a la práctica: etiqueta enlaces con UTMs, asigna reglas de atribución realistas y calcula ingresos por envío y por suscriptor. Segmenta según comportamiento y prueba ofertas en A/B con objetivos de ingresos, no solo CTR. Si usas automatizaciones, mide el aporte incremental de cada flujo.

No tengas miedo de podar listas, subir el precio o cambiar el copy: medir por ingresos te da permiso para ser rentable en vez de popular. Empieza hoy a reportar en euros y deja que las otras métricas sean apoyo, no excusa.

Aleksandr Dolgopolov, 24 November 2025