El Email Marketing no está muerto: lo estás haciendo mal (y aquí la prueba) | Blog
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El Email Marketing no está muerto lo estás haciendo mal (y aquí la prueba)

Tu asunto no es sexy: fórmulas rápidas para disparar aperturas

Si tus tasas de apertura tiemblan, no es por la herramienta: es por el asunto. La bandeja de entrada compite con titulares, notificaciones y memes; necesitas frases que corten el ruido. Piensa como titular de prensa: rápido, concreto y provocador. Un pequeño ajuste en el asunto puede disparar aperturas y darte datos para mejorar.

Curiosidad: "¿Qué aprendió X en 48h que nadie te contó?"; Beneficio: "Aumenta tus ventas un 30% con este ajuste"; Urgencia: "Últimas 24h para reclamar tu plaza"; Social proof: "1.200 CEOs ya aplican esto"; Personal: "Carlos, tu resumen semanal está listo"; How-to: "Te lo explico en 3 minutos". Sustituye nombres y números según tu segmento y prepara 2 variantes A/B.

Móvil manda: mantén el asunto por debajo de 40–50 caracteres y usa el preheader para completar la promesa. Empieza con verbo fuerte ("Descarga", "Aprende", "Descubre"), mete cifras concretas y evita jergas vacías. Preheader ejemplo: "Te cuento el paso a paso en 2 minutos". Cambia remitente en pruebas (persona vs marca) y mira aperturas por hora.

Los emojis no son magia: funcionan si refuerzan la emoción y encajan con tu público; uno basta. Segmenta por comportamiento y crea asuntos distintos para nuevos, recurrentes e inactivos. Usa tokens con cuidado ("{nombre}", "{ciudad}") y prueba cómo se renderizan en Gmail, Outlook y móvil antes de mandar a toda la lista.

¿Quieres plantillas listas y datos reales para probar? Empieza con tres asuntos por segmento, prueba envíos a distintas horas y mide aperturas y clics. No se trata de comprar tráfico sin control, sino de probar asuntos con datos reales. Si prefieres ver ejemplos que convierten en redes, visita Instagram servicio de impulso y copia lo que funciona: prueba, adapta y repite.

Segmenta o muere: de boletines genéricos a mensajes que convierten

Si sigues mandando el mismo boletín a toda tu lista, estás apostando al azar. La segmentación convierte ruido en conversación: mensajes más relevantes, tasas de apertura que suben y menos bajas. Es la diferencia entre gritar y susurrar al oído correcto.

Segmentar no es magia, es lógica aplicada a datos: historial de compras, páginas visitadas, engagement y hasta la hora en que abren su correo. Con esos inputs puedes crear rutas —bien pensadas— como bienvenida, recuperación de carrito, clientes VIP y fans que esperan cada lanzamiento.

Hazlo práctico: personaliza el asunto con una variable, usa bloques dinámicos para mostrar solo lo que interesa y crea flujos automáticos según comportamiento. No necesitas empezar con 100 segmentos; 3 bien pensados rinden más que 30 mal definidos.

Empieza con estos pilares:

  • 🆓 Audiencia: Nuevos vs recurrentes; adapta el tono y la oferta.
  • 🚀 Interés: Categorías consumidas; muestra productos o contenidos relevantes.
  • 💥 Momento: Hora y frecuencia; evita molestar y gana apertura.

Mide todo: tasa de apertura, CTR y conversión por segmento. Si un grupo no responde, prueba otro asunto o una oferta distinta. A/B tests son tu mejor amigo para entender qué mueve a cada segmento. Empieza hoy con una segmentación mínima, prueba y escala; verás cómo la inversión en tiempo devuelve atención, clics y ventas.

Automatiza con alma: flujos que venden mientras duermes

Deja de enviar boletines como si lanzaras bolas a ciegas: la automatización inteligente es tu mejor vendedor nocturno. Piensa en tus correos como conversaciones con personalidad, no como factura de servicios. Un buen flujo atiende señales reales —suscripción, abandono de carrito, primera compra, cumpleaños— y responde con tiempo y tono que parezcan humanos, no robóticos.

Empieza por mapear tres micro-rutas: bienvenida, recuperación y fidelización. Para cada una define el desencadenante, el primer envío inmediato, un recordatorio a 24–48 horas y una última chispa a 7 días. Usa divisiones condicionales: si compró, felicita y sugiere complementos; si no, baja el tono y ofrece prueba social o descuento pequeño. Personaliza con nombre, producto visto y datos de comportamiento.

Mide lo que importa: tasa de apertura, CTR y conversión por flujo. No más intuiciones: A/B testa asuntos, horas de envío y longitud del mensaje. Ajusta frecuencia con un cap para no saturar, y añade criterios de salida claros para que nadie reciba el mismo flujo eternamente. Pequeños cambios en el asunto o en el primer párrafo pueden multiplicar ventas sin subir presupuesto.

No intentes automatizar todo de una vez. Lanza dos flujos bien hechos, observa 2 semanas y optimiza. Pulir microcopy, usar un poco de humor y cuidar el asunto es la diferencia entre spam y una venta mientras duermes. Automatiza con criterio y verás que el email sí puede vender —solo necesita alma y estrategia.

Evita la carpeta de spam: entrega y reputación sin tecnicismos

Piensa en la entrega de tus correos como una cita: si apareces con máscara, prometes demasiado y llegas sin avisar, nadie te abre la puerta. Empieza por lo básico que realmente importa: envía solo a gente que te dio permiso, usa un nombre de remitente reconocible y mantén una cadencia regular. Un primer correo de bienvenida vale oro: establece expectativas, pide que te añadan a la libreta de direcciones y ofrece una recompensa clara.

La limpieza de la lista no es glamour pero sí efectiva. Elimina rebotes duros al instante, etiqueta a los inactivos y lanza una campaña de reactivación antes de borrarlos. Segmenta por comportamiento: no todos quieren lo mismo. Asuntos claros y relevantes, previsualizaciones coherentes y llamadas a la acción únicas reducen el riesgo de que el usuario marque como spam por confusión.

No entres en tecnicismos pesados, pero sí conoce los tres sellos de confianza: SPF, DKIM y DMARC. Piénsalos como el carnet que demuestra que eres quien dices ser; pedir que estén activos es tan necesario como cerrar la puerta con llave. Si usas un servicio externo, calienta la IP con envíos graduales y cuida la tasa de rebotes y quejas: esas cifras son la brújula de tu reputación.

Acciones prácticas que puedes hacer hoy: prueba campañas a pequeña escala, revisa las métricas de apertura, rebote y quejas, y crea un flujo de reengagement para los que llevan meses sin interactuar. Mantén contenido útil y evita palabras sensacionalistas; preferir texto simple frente a diseños pesados ayuda. Si tratas la bandeja de entrada como un espacio humano y no como un tablón de anuncios, la reputación sube y la carpeta de spam deja de ser tu destino predeterminado.

Diseño que cobra: estructura de email que convierte en clics y ventas

Cada correo tiene una misión clara: que el lector haga clic. Empieza por la entrada —asunto y preheader deben trabajar en pareja—: promete algo concreto en 40 caracteres y usa el preheader para reforzar la curiosidad o el beneficio. Evita listas de motivos; da una razón simple para abrir ahora. Piensa en el móvil primero: si no engancha en la primera línea, olvidarán tu oferta.

Diseña con jerarquía visual: un titular potente, un subtítulo que explique el "qué" y una imagen o bloque visual que valide la promesa. Mantén columna única y párrafos cortos para leer con el pulgar. Espacio entre elementos, tipografía legible y contraste: el ojo debe descifrar el mensaje en segundos, no en minutos.

Las conversiones nacen de CTAs claros. Un solo objetivo por email, botón primario visible above the fold y repítelo al final. Usa colores contrastantes, microcopy que diga la ventaja (por ejemplo, “Prueba gratis 7 días”) y prueba variantes: verbo, urgencia, tamaño. Añade prueba social mínima (número de usuarios, breve testimonio) para bajar la fricción y aumentar clics.

No olvides lo técnico: alt text en imágenes, tiempos de carga optimizados y UTMs para medir. A/B testea asunto y CTA durante al menos una semana antes de sacar conclusiones. Si haces esto con disciplina, tus correos dejarán de ser cartas perdidas y pasarán a ser pequeñas máquinas de ventas.

06 November 2025