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blogEl Email Marketing…

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El email marketing NO está muerto lo estás matando tú (y aquí lo revivimos)

Tus asuntos no son Netflix: hazlos irresistibles sin sonar a spam

No necesitas competir con un catálogo infinito: necesitas una primera línea que obligue a abrir. Olvida los asuntos genéricos tipo "Oferta especial" o las promesas grandilocuentes que huelen a spam desde la bandeja de entrada. Lo que funciona es simple, humano y específico: un microbeneficio, una curiosidad controlada y, si puedes, una señal de que el mensaje fue pensado para esa persona.

Aplica la regla 3S: Sé claro, Sé breve, Sé relevante. Usa nombres o segmentos cuando tenga sentido, menciona resultados concretos en vez de adjetivos vagos y evita palabras que activan filtros de spam. Prueba líneas de 4–8 palabras; suelen leerlas mejor en móviles. Y no renuncies a la voz: un toque de humor o empatía bien puesto levanta la tasa de apertura más que un "🔥 ÚLTIMA HORA".

A continuación, tres fórmulas probadas para probar mañana mismo:

  • 🆓 Gancho: Regala algo pequeño y directo: "3 plantillas gratis para cerrar reuniones".
  • 🚀 Resultado: Promete un resultado medible: "Duplica tus respuestas en 7 días".
  • 💬 Pertinencia: Habla al contexto: "Para copywriters que trabajan por freelance".

Finalmente, mide todo: crea dos asuntos por campaña, control A/B y compara aperturas y clics. Ajusta también el preheader como continuación del asunto —es la segunda promesa— y envía en horas en que tu audiencia realmente lee. Si sigues estos pasos, tus asuntos dejarán de sonar a spam y volverán a abrir puertas en vez de cerrarlas.

Segmenta o expulsa: envía menos correos y vende mucho más

Deja de perseguir la bandeja de entrada de todo el mundo: menos correos mejor dirigidos venden más. Empieza por imaginar a tus suscriptores como pequeñas tribus con gustos, historial y horarios distintos. Cuando les hablas a todos por igual, ninguno se siente escuchado; cuando les hablas a cada tribu con un mensaje que les toca, reaccionan, compran y te devuelven la atención que mereces.

Empieza por lo básico pero efectivo: limpia inactivos, etiqueta según comportamiento (clics, compras, páginas vistas) y crea flujos automáticos que respondan a acciones reales. Envía menos correos y haz que cada uno tenga un objetivo claro: educar, convertir o volver a activar. Reduce la frecuencia para los que sólo abren ocasionalmente, y sube la personalización para los que interactúan seguido.

Tres micro-acciones que puedes implementar hoy:

  • 🚀 Segmento: separa por intención (compra, comparación, información) y adapta la oferta.
  • 🔥 Timing: usa datos de apertura para programar envíos a la hora real de cada segmento.
  • 💬 Mensaje: prueba 2 asuntos por segmento y usa la versión ganadora en el flujo.

No necesitas una gran base para ganar: necesitas relevancia. Mide aperturas, clics y conversión por segmento; elimina lo que no funciona y duplica lo que sí. Haz esto con disciplina y verás cómo con menos volumen suben las ventas, la reputación y, lo mejor, el placer de que tus correos sean esperados en lugar de ignorados.

Automatiza como un pro: flujos que convierten mientras duermes

Imagina diseñar sistemas que venden mientras tú cuentas ovejas: eso es la automatización bien hecha. No se trata de envíos masivos reciclados; es crear conversaciones secuenciales que parecen humanas porque responden al comportamiento real. Empieza por mapear el viaje del cliente y elige un gatillo claro para cada flujo.

Piensa en flujos prácticos: una serie de bienvenida que convierte curiosos en compradores, recuperación de carrito que rescata ventas que se quedaron a medias, re-engagement para despertar suscriptores dormidos y post-compra que fomenta fidelidad y reseñas. Para cada uno define el objetivo, la métrica clave y la oferta mínima viable que puedas probar rápido.

Al construir: segmenta por intención, escribe tres mensajes con progresión (valor, prueba social, llamada a la acción), añade condiciones (si abrió, si clicó) y respeta tiempos: no bombardees. Personaliza con datos simples nombre, producto visto, fecha y configura A/B tests en asuntos y CTA para mejorar en semanas, no meses.

Checklist express: gatillo claro, copia corta y útil, un incentivo probado y métricas semanales. Automatizar no es delegar la magia; es amplificarla. Pon un flujo en marcha hoy y revisa resultados el primer fin de semana: verás cómo tu bandeja de salida se transforma en máquina de conversiones.

Contenido que se siente humano: del folleto al email que responde

Deja de enviar folletos disfrazados de emails. El truco no es escribir bonito para una pantalla, es conversar con alguien real al otro lado. Eso significa frases cortas, humor puntual y preguntas que inviten a responder, no a borrar. Si el email no pareciera haber sido escrito por una persona, mala señal: probablemente fue pensado por un manual de marketing.

Empieza por lo básico: usa nombre, contexto y memoria. Menciona la acción que hizo el lector, recuerda su última interacción y ofrece la siguiente opción lógica como si fueran dos amigos planeando algo. Pequeñas piezas de microcopy —un comentario entre paréntesis, una nota en primera persona o un emoji discreto— transforman un bloque informativo en una voz reconocible.

Haz que responda: plantea una pregunta abierta, pide elegir entre dos opciones o invita a responder con un simple reply. Los mejores emails no empujan hacia una venta fría; provocan una réplica. Automatiza flujos que reaccionen a respuestas reales, no solo clics: un reply deberia crear una conversación, no un ticket.

Cuida la forma como cuidas una charla: asunto claro, preview que complete la frase y un primer párrafo que valga la pena leer. Divide en bloques pequeños, utiliza CTA que suenen naturales y evita jerga. Prueba siempre una versión más humana contra la versión «perfecta» para medir cuál genera respuestas, no solo aperturas.

No necesitas reescribir la estrategia entera: haz cinco pruebas micro en la semana, mide replies y duración de la conversación, y escala lo que funcione. Si quieres resultados, trata a tu lista como personas, no como una audiencia genérica; la diferencia se nota en la bandeja de entrada y en la tasa de conversión.

Olvida la tasa de apertura: persigue clics, ingresos por suscriptor y retención

Deja de perseguir la ilusión de la tasa de apertura: una bandeja llena de "aplausos" no paga facturas. Con las nuevas protecciones de privacidad y las previsualizaciones automáticas, una apertura ya no significa intención. Lo que importa de verdad es si tu suscriptor hace clic, compra o vuelve a abrirte la próxima vez.

Replantea tus KPIs: prioriza clics por envío, ingresos por suscriptor (RPS) y métricas de retención por cohortes. Estas cifras te dicen si el email mueve a la gente por el embudo: interés, acción y fidelidad. Olvida el ego de la apertura y mide impacto real en negocio.

¿Cómo aumentar clics? Simplifica: un objetivo por correo, CTA claro y visible, lenguaje orientado al beneficio y botones grandes en móvil. Usa preheaders como segundo titular y sitúa la acción "above the fold". Pequeños cambios en diseño y copy multiplican clics, no solo aperturas.

Para subir ingresos por suscriptor, pistea con UTMs o códigos únicos y atribuye ventas por campaña. Segmenta por comportamiento y ofrece pruebas/upsells personalizados. Experimenta con anclajes de precio y descuentos temporales, pero siempre calcula margen real: el número bonito no sirve si destruye rentabilidad.

La retención se construye con flujos: onboarding que enseña valor, carritos abandonados, secuencias de reactivación y encuestas para saber por qué se van. Mide churn a 30/60/90 días y el LTV por cohorte: así sabrás si tus emails fidelizan o sólo consiguen compras aisladas.

En resumen: deja de contar aperturas como quien cuenta likes y empieza a operar como una máquina de ingresos. Prioriza clics, monetiza por suscriptor y diseña para retener —y verás cómo ese "email muerto" revive sin necesidad de resucitar cadáveres.

Aleksandr Dolgopolov, 26 November 2025