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El Email Marketing no está muerto lo estás haciendo mal (y te digo cómo arreglarlo)

Deja de gritar en la bandeja de entrada: escribe como humano, no como folleto

Deja de usar titulares que parecen slogans y cuerpos que repiten lo mismo en 3 tamaños de fuente. Escribe como si le mandaras un mensaje a alguien que te cae bien: directo, con voz propia y, sí, con una pizca de humor. Las frases largas matan la atención; los correos cortos la retienen.

  • 🆓 Claridad: Promete algo específico en el asunto y cúmplelo en la primera línea.
  • 🚀 Brevedad: Un párrafo principal de 1–3 líneas; olvida las balas infinitas.
  • 💬 Conversación: Termina con una pregunta o un micro-CTA que invite a responder, no a comprar ahora.

Si quieres ejemplos listos para adaptar a tu audiencia, échale un vistazo a Instagram potenciador de promoción —plantillas que suenan a persona, no a folleto— y cópialas hasta que tu voz salga natural.

Antes de enviar a toda la lista, prueba: 50 contactos, dos asuntos, cambia un tono y mide respuestas. Si alguien responde, responde tú como humano. Repite lo que funciona, desecha lo que no, y sobre todo: deja de gritar en la bandeja de entrada.

Asuntos que se abren solos: fórmulas frescas sin trucos baratos

La diferencia entre un asunto que abre y otro que termina en papelera no es magia: es honestidad bien disfrazada de curiosidad. Olvida los trucos baratos —no más MAYÚSCULAS, cadenas de emojis o promesas imposibles— y apuesta por algo más humano. Un buen asunto promete un beneficio claro, despierta una pequeña duda y se lee natural en la bandeja, no en un anuncio.

Prueba fórmulas frescas que funcionan: personaliza con nombre y un resultado concreto, por ejemplo Laura, 3 ideas para duplicar tus visitas; combina número + beneficio, como 5 plantillas para ahorrar 2 horas al día; usa curiosidad concreta en lugar de misterio vacío, por ejemplo Lo que corregimos en tu landing en 60 segundos. Piensa siempre en la relación asunto + preheader: el asunto invita, el preheader cierra la venta.

En lo técnico, mantén 35–50 caracteres para móviles y evita palabras que disparen filtros de spam. Segmenta según comportamiento: a quienes abrieron la última campaña les puedes enviar un asunto más directo; a los fríos, uno que ofrezca valor gratis primero. A/B testea dos variantes pequeñas, mide aperturas y —más importante— clics. Cambia el remitente si no te abren: a veces un nombre conocido vence a un asunto perfecto.

Si quieres una tarea rápida: reescribe tres asuntos antiguos usando las fórmulas arriba y manda pruebas a una muestra pequeña. Verás cómo sin trucos baratos y con un poco de sentido común tus asuntos empiezan a abrirse solos.

Segmenta o lamenta: personalización real que multiplica clics

Dejar a todos tus suscriptores en el mismo saco es la forma más rápida de enterrar una campaña. La segmentación real separa a los curiosos de los compradores, a los clientes que aman ofertas de los que buscan valor, y a los que abren newsletters a las 9am de los noctámbulos. Piensa en microsegmentación: comportamientos, historial de compra y señales de intención, no solo edad o ciudad.

Empieza por auditar los datos que ya tienes: clicks, páginas visitadas, productos vistos, fechas de última compra y tags de preferencia. Crea reglas sencillas como «vistos en 7 días + no compró = flujo de recordatorio», o bloques dinámicos que muestren productos distintos según categoría favorita. Personaliza asuntos con contexto real: prueba «¿Sigues interesado en [producto]? » frente a «Ofertas del mes».

No adivines: prueba. Segmenta un 10% para A/B testing de asunto, preheader y CTA; mide CTR y conversiones, y extrapola. Pequeños ajustes en la línea de asunto o en la imagen del hero pueden multiplicar clics sin ganar suscriptores nuevos. Mantén un panel con 3 métricas: apertura por segmento, CTR por segmento y ratio de conversión post-clic.

Tu reto para hoy: elige una campaña activa, crea dos microsegmentos accionables, diseña un asunto específico para cada uno y lanza. Si ves +20% en CTR en 48 horas, escala. La magia del email no está en soplar humo creativo, sino en entregar el mensaje correcto a la persona correcta en el momento correcto. Hazlo, mide y repite.

Automatiza con cabeza: flujos que venden mientras duermes

Automatizar no es pulsar un botón y olvidarse; es diseñar procesos que responden a acciones reales. Empieza por definir qué quieres que haga cada flujo: convertir un visitante en cliente, recuperar un carrito o volver a activar a un inactivo. Mapea el viaje del usuario y decide los disparadores concretos y la métrica que vas a usar para medir si ese flujo "vende mientras duermes".

El secreto está en la lógica: condiciones simples que imiten una conversación humana. Usa bifurcaciones por comportamiento, demoras razonables, y límites de frecuencia para no acosar. Personaliza con datos que ya tengas y prepara variantes según fuente de tráfico o producto. Prioriza tres flujos bien afinados antes de crear veinte plantillas bonitas pero inútiles.

Mide todo como si dependiera tu sueldo de ello. Asigna revenue a cada flujo, controla aperturas y clics, y haz seguimiento a la conversión final. A/B testea asuntos, preheaders y ventanas de envío; registra resultados por cohortes y decide cuándo pausar o mejorar un flujo. Si no puedes atribuir ventas, tu automatización es ruido, no máquina de ingresos.

No pierdas la voz humana: escribe como hablarías, añade microcopys que guíen y escape-hatches para quienes prefieren otra frecuencia. Programa revisiones periódicas y pequeñas pruebas creativas en vez de grandes lanzamientos. Resultado práctico: un flujo fuera de serie se convierte en tu mejor vendedor nocturno, y tú solo tienes que revisar métricas y ajustar la fórmula.

Mide lo que mueve la aguja: métricas que sí importan, el resto a la papelera

Deja de adorar números que solo te hacen sentir popular: las aperturas y el tamaño de la lista son útiles, pero no pagan facturas. Lo que realmente importa es si un correo empuja a la gente a hacer algo valioso para tu negocio —comprar, registrarse, volver— así que céntrate en impacto, no en ego.

  • 🚀 Clicks: porcentaje de destinatarios que hicieron clic y llevaron la intención fuera del correo; muestra interés real.
  • 🐢 Conversiones: acciones completadas (compra, registro, descarga) atribuibles a la campaña dentro de la ventana que definas.
  • 💥 Ingresos: dinero generado por cada envío o por cada 1,000 correos; la métrica que convierte esfuerzos en ROI.

¿Cómo empezar hoy? Define un objetivo por campaña (venta, activación, retención), establece una ventana de atribución clara, segmenta por comportamiento y testa asunto, oferta y CTA en A/B. Mide por cohortes: si los nuevos suscriptores convierten distinto a los antiguos, hay una historia que contar.

Haz un dashboard con estas tres métricas, revísalo semanalmente y fija benchmarks realistas. Si algo no afecta clicks, conversiones o ingresos, no lo midas; limpia la lista, automatiza lo repetitivo y prioriza experimentos que realmente muevan la aguja.

Aleksandr Dolgopolov, 15 December 2025