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El email marketing no está muerto lo estás haciendo mal (y hoy mismo lo arreglamos)

Asuntos que explotan la bandeja: 7 ganchos para que te abran ya

Si tus asuntos no explotan la bandeja es porque hablan como un folleto y no como una promesa irresistible. Aquí tienes un mapa práctico para probar 7 ganchos que sí convierten: no teoría, ejemplos listos para copiar y micro-acciones que puedes aplicar hoy mismo para que la gente deje de ignorarte y empiece a abrir.

Curiosidad — Ej: "Esto te sorprenderá al abrirlo"; Urgencia — "Últimas 3 horas: 50%"; Beneficio claro — "Duplica tus leads en 7 días"; Social proof — "2.300 marketers ya lo usan"; Personalización — "Para Marta: tu plan semanal"; Números — "7 trucos para trabajar menos"; Negación/anti-guru — "No hagas esto si quieres crecer".

Reglas de oro: pisa lo esencial (50–60 caracteres front-loading), evita palabras spam como "gratis" si no toca, usa emojis con moderación para segmentar, escribe preheaders que completen el asunto en vez de repetirlo, y asegúrate de que el remitente sea reconocible. Si el asunto genera intriga, el preheader da la salida.

Plan rápido de A/B: selecciona tres variantes (curiosidad, beneficio, urgencia), envía a muestras de 10% y espera 8–12 horas, mide apertura y tasa de clicks. ¿Quieres atajos para probar más rápido? Prueba este recurso: crecimiento rápido y seguro en redes sociales, y adapta los asuntos con datos reales.

Toma 30 minutos hoy y crea 3 asuntos por campaña: prueba, aprende, itera. No esperes a la perfección; mejor una secuencia que valide hipótesis. Si fallas, cambia la voz, no el producto. Sírvete de estos ganchos, ponlos a prueba y vuelve con resultados: el buzón responderá si tú le das algo que valga la pena abrir.

Segmenta o lamenta: limpia tu lista y habla a microaudiencias

Si tu bandeja de salida parece una feria de spam es porque estás hablando con la multitud equivocada. Limpiar la lista no es un acto de crueldad: es una operación quirúrgica de empatía. Elimina bifurcaciones muertas, detecta direcciones que nunca abren y separa a quienes compran de quienes "curiosean". Menos destinatarios mal segmentados = más apertura, más clics y menos arrepentimiento al mirar las métricas.

Empieza con tres movimientos sencillos y prácticos: 1) crea etiquetas por comportamiento (compraron, empezaron pero no completaron, solo abren, solo hacen clic); 2) programa una campaña de re-engagement corta y amable para los que no interactúan en 90 días; 3) automatiza la limpieza: si no responden a la re-engagement, déjalos en una lista fría y ofrece una suscripción opt-in para revivirlos. No es magia, es disciplina. Segmentar bien convierte tus correos en conversaciones personales, no en volantes lonjidos.

Si quieres un atajo para entender cómo se segmenta por plataforma y por interés sin romperte la cabeza, prueba esto: impulsa tu cuenta de Instagram gratis. Al segmentar por origen (por ejemplo, quién vino de Instagram vs. Google) puedes diseñar mensajes distintos: ofertas exclusivas para compradores recientes, contenido educativo para curiosos y pruebas A/B para los indecisos. Cada microaudiencia responde a un tono y una promesa distinta.

No lo dejes para mañana: limpia, etiqueta, personaliza y mide. Haz una prueba con 3 microaudiencias esta semana y compara tasas en 7 días. Si no suben las aperturas, afina el asunto y el primer párrafo: la bandeja decide en 3 segundos. Habla menos para quien no quiere hablar y habla perfecto para quien espera tu correo.

Automatizaciones que venden mientras duermes

Imagina que cada nuevo suscriptor recibe un camino pensado para comprar en lugar de desaparecer en el olvido. Empieza por mapear tres momentos clave: la bienvenida, la oferta inicial y el recordatorio para quien dudó. Automatizar no es enviar por defecto, es enviar con intención; cada mensaje debe tener un objetivo claro y una única llamada a la acción.

Construye flujos cortos y exitosos: un correo de bienvenida con valor inmediato, uno con prueba social o caso breve, y uno final que ofrezca un incentivo por tiempo limitado. Ponles delays humanos —24h, 3 días— y condiciones simples: abrió pero no compró, añadió al carrito y no finalizó, no ha interactuado en 30 días. Con reglas así, el sistema trabaja por ti sin parecer un robot pesado.

Mide lo que realmente importa: ingresos por suscriptor, tasa de conversión del flujo y coste por venta. A/B testea asunto y primer párrafo, no todo a la vez. Un asunto claro y una oferta concreta suelen multiplicar ventas sin necesidad de más correos. Si un flujo no convierte, reduce fricción: menos texto, botón visible, un beneficio irresistible.

Hoy puedes lanzar una automatización que recupere carritos o convierta nuevos leads en clientes en menos de una tarde. Empieza por una sola secuencia, monitoriza, mejora y escala. Automatizar bien significa vender mientras duermes sin perder personalidad; y sí, es más fácil de lo que crees.

Del boletín al espectáculo: diseño y copy que piden clic

Si tu boletín parece un PDF aburrido que nadie abre, estás desperdiciando el mejor canal que tienes. Convierte cada envío en un pequeño espectáculo: jerarquía clara, titulares que se lean en un vistazo y espacios en blanco que respiren. Piensa en la bandeja de entrada como un escenario: ¿tu copia roba la atención o la siembra con frases largas y bloques densos?

Empieza por el principio práctico: encabezados que prometen algo concreto y preheaders que confirman esa promesa. Usa imágenes que respalden el mensaje y botones con copy activo (no "clic aquí", prueba "ver oferta" o "consigue mi descuento"). Si quieres probar una palanca rápida para tráfico, mira opciones externas como Impulsa tu Facebook gratis, pero lo esencial está en tu diseño y microcopy.

Al escribir, aplica tres reglas: sé específico, provoca curiosidad y facilita la acción. Cambia "Novedades del mes" por "3 trucos para duplicar aperturas esta semana" y sustituye párrafos largos por viñetas cortas o bloques destacados. Usa números, tiempo limitado y nombres reales para que la mente del lector responda. El CTA debe leerse en 1 segundo y verse en cualquier móvil.

No es magia: es proceso. Prueba dos asuntos cada envío, mide CTR y copia ganadora, y repite. Haz que tus correos pidan clic desde el primer segundo: lead con ventaja, copia que empuja y diseño que no complica. Hoy mismo cambia el asunto y el botón: verás resultados antes de la próxima campaña.

Métricas con sentido: qué medir para ganar dinero (no estrés)

Deja de perseguir números que suenan bien en reuniones y no pagan las cuentas. En lugar de medir clics porque son bonitos, define un único indicador que conecte con dinero real: ingresos por email enviado. Ese número te dice si tus campañas generan ventas netas después de costes (ofertas, descuentos, envío). Si sube, estás ganando; si baja, todo lo demás es ruido.

No ignores la capa táctica: Click-to-open rate (CTOR) y tasa de conversión por campaña. El CTOR te muestra si el contenido interesa a quien abrió, la conversión te dice si ese interés se transforma en compra. A/B testea asuntos + preheader para mover el CTOR y prueba variaciones de oferta o página de destino para empujar la conversión. Mide ambas por segmento, no en bruto.

La higiene de la lista pesa más de lo que crees: tasa de rebote, quejas por spam y tasa de baja afectan entregabilidad y, por tanto, ingresos. Programa limpiezas trimestrales: reengancha a inactivos con flujos automáticos y elimina el 20–30% que nunca abre. Menos suscriptores pero más activos = más dinero por envío.

No olvides la atribución: usa UTMs y agrupa por cohortes para calcular ingreso por suscriptor y lifetime value por canal de adquisición. Si un segmento trae clientes con LTV alto, inviértelo. Si atraes muchos suscriptores baratos que nunca compran, cambia la creatividad de adquisición.

Ponte práctico hoy: elige tu métrica norte, establece un baseline en 30 días, haz un experimento cada semana (asunto, oferta o segmentación) y crea un simple dashboard con tres gráficas: ingresos por envío, CTOR por campaña y tasa de baja. Menos estrés, más ventas — y sí, el email funciona si mides lo que importa.

25 October 2025