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El email marketing no está muerto lo estás haciendo mal (y aquí está cómo arreglarlo)

Tu asunto no seduce: cómo ganar el clic en 6 palabras

El asunto es tu primer seductor o tu mejor forma de arruinar una cita: en 2 segundos el lector decide si te ignora. Si quieres ganar el clic con seis palabras, olvida la vanidad y adopta tres reglas prácticas: promete un beneficio claro, añade urgencia (o curiosidad) y personaliza aunque sea con una palabra. No es poesía: es conversión.

¿Necesitas ejemplos que funcionen ya? Prueba plantillas probadas y adapta: auténtico Instagram servicio de impulso. Úsalas para entender el ritmo de seis palabras: cada término debe arrastrar al siguiente y terminar con un gancho que pida acción o genere FOMO.

Aquí tienes una mini-fórmula y por qué funciona, en práctica rápida:

  • 🚀 Urgencia: "Hoy solo: acceso VIP gratis"
  • 🔥 Beneficio: "Triplica ventas con 3 emails"
  • 👍 Prueba: "2000 clientes ya lo probaron"

Prueba combinaciones A/B con variaciones mínimas: cambia la primera o la última palabra y mide. Si un asunto no se abre, recorta, añade número o pon un nombre. La belleza de seis palabras es su disciplina: fuerza a elegir lo que importa. Ve a la bandeja de salida con intención, mide y repite hasta que esos clics suban como cohete.

Segmenta o muere: menos correos, más ventas

No necesitas enviar menos correos por snobismo: necesitas enviar mejores. La elegancia de una lista segmentada es que convierte ruido en conversación; en vez de rogar que abran tus mensajes, les das exactamente lo que quieren recibir. Empieza por pensar en comportamientos reales —compras, visitas a producto, apertura repetida o inactividad— y construye reglas simples que separen a quien está listo para comprar de quien solo curiosea.

La magia ocurre cuando combinas criterios: canal de entrada, valor del cliente, interés demostrado y ritmo de compra. No hace falta una segmentación épica desde el día uno; prueba con tres grupos poderosos y personaliza asuntos, ofertas y frecuencia para cada uno. Por ejemplo:

  • 🆓 Activos: Clientes que compraron en los últimos 90 días —envía novedades y upsells con tono cercano.
  • 🚀 Abandonadores: Carritos o checkout interrumpido —activa correos de recuperación con incentivo y prueba social.
  • 💁 Preferencias: Intereses declarados o páginas vistas —envía contenido y productos alineados a su gusto.

Después, automatiza pruebas: A/B de asunto, prueba de cadencia y un pequeño experimento de reactivación. Mide ventas por segmento, tasa de conversión por envío y caída de bajas cuando reduces frecuencia. Si una micro-segmentación sube el ingreso por correo y baja las bajas, ya tienes la prueba: menos correos (dirigidos) venden más. Hazlo por pasos, documenta resultados y repite: el inbox recompensa la relevancia y castiga la pereza.

Automatiza con cerebro: flujos que convierten mientras duermes

Que tus correos trabajen horas extras no es magia: es diseño. En lugar de lanzar newsletters al azar, piensa en flujos con propósito: un disparador claro, condiciones que segmentan por comportamiento y mensajes que responden a lo que hizo (o dejó de hacer) la persona. Así conviertes interés en acción sin tener que perseguir a cada suscriptor manualmente.

La anatomía de un flujo que realmente vende tiene tres capas: triggers inteligentes (p. ej. apertura, clic o compra), ramificaciones según intención (curioso vs. comprador recurrente) y timing —no más de tres toques estratégicos—. Personaliza asunto, primer párrafo y oferta; usa {% first_name %} con prudencia y prueba variaciones. Si algo no funciona, la automatización te debe dar datos, no excusas.

  • 🚀 Bienvenida: Aprovecha la primera semana para contar tu promesa y ofrecer un microvalor (descuento, guía rápida).
  • 🐢 Carrito: Secuencia corta + prueba social y urgencia leve; el segundo correo cambia el tono si no responde.
  • 🤖 Reenganche: Tres intentos con oferta escalonada; si nada, etiqueta como frío y reduce frecuencia.

Acción rápida: A/B testea asuntos y CTA, mide apertura+CTR+compra, y ajusta ventanas de envío. Automatiza limpiezas (bounces y no abiertos) y crea una versión “concisa” para móviles. Por último, recuerda que la automatización no es para deshumanizar; escribe como persona, ofrece una razón clara para que el suscriptor dé el siguiente paso y deja que tus flujos conviertan mientras ocupas cosas que sí requieren tu cerebro.

De spam a principal: reputación, dominios y envíos que llegan

Si tus envíos aterrizan en la carpeta de spam no es casualidad, es reputación. Los proveedores de correo vigilan señales como la tasa de apertura, las quejas y la interacción. Un remitente con buena reputacion es tratado como invitado VIP; uno sin ella es un extraño que toca la puerta y no entra. Convierte cada envío en una oportunidad para sumar puntos: asunto honesto, contenido que provoque clics y llamadas a la accion claras.

Los dominios y la autenticacion son el pasaporte. Configura SPF, DKIM y DMARC desde ya y usa dominios dedicados para campañas importantes. Evita mandar todo desde el dominio principal de la marca hasta que el calentamiento de IP y dominio muestre señales positivas. Cambiar remitente cada semana o comprar listas son atajos que llevan directo al baneo; el camino seguro es gradual y coherente.

La frecuencia y el volumen importan tanto como el contenido. Segmenta según comportamiento, no solo demografias; limpia listas inactivas; ofrece preferencias de envio para que quien no quiere recibir deje de estar en la ecuacion. Programa ramp ups controlados, respeta zonas horarias y monitoriza rebotes y quejas. Si reduces picos y aumentas relevancia, las bandejas de entrada te devolveran la sonrisa.

Empieza hoy con tres pasos accionables: audita autenticacion, elimina direcciones de baja actividad y planifica un calendario de envios escalonado. Reputacion no es magia, es disciplina y buenos habitos. Hazlo bien y tu email volvera a ser la herramienta poderosa que creias perdida, no una tarjeta de invitado al vertedero digital.

Mide lo que importa: aperturas, clics y señales que sí cuentan

Abandonar todo en función de las aperturas es como medir el éxito de un concierto por cuántas personas miran el cartel del evento: ruidoso y poco útil. Las aperturas te dan una pista (y cada vez menos fiable por los bloqueos de imágenes), mientras que los clics son la conversación real: indican interés activo. Aprende a distinguir ruido de señal antes de optimizar la creatividad.

No te quedes en el CTR como si fuera la varita mágica. Trabaja con click-to-open para entender cuánta gente que abrió realmente interactuó; conecta clicks con conversiones reales usando UTM y objetivos en tu analítica; y mide comportamiento posterior: tiempo en página, páginas por sesión y compras atribuidas a cada envío.

Existen señales que suelen olvidarse pero cuentan mucho: respuestas directas (feedback genuino), tasa de bajas y reportes de spam (alertas tempranas), además de la recencia de la interacción. Las entregas y los rebotes te dicen si tu lista está viva o llena de esqueletos: limpia habitual y segmentación inteligente son defensa y ataque.

Acción inmediata: segmenta por compromiso, crea flujos de reenganche, A/B testeá asunto y CTA, y prioriza un dashboard con clicks que convierten por encima de aperturas. Si mides lo que realmente mueve la aguja, tus emails dejarán de ser ruido y volverán a vender.

01 November 2025