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El Email Marketing no está muerto lo estás haciendo mal (aquí la cura)

Tu lista no está quemada: está mal segmentada (arréglalo en 10 minutos)

Si crees que tu lista está "quemada" lo más probable es que lleves años hablando con la persona equivocada. En vez de lamentarte, piensa en segmentar: separar por comportamiento, interés y recencia consigue que tus mensajes parezcan relevantes y no spam. Es sorprendente lo rápido que cambian las métricas con solo unos filtros bien puestos.

Empieza con tres cortes que puedes hacer en 10 minutos: quienes abrieron en 90 días, quienes compraron alguna vez y quienes llegaron por un imán de leads concreto. Usa etiquetas sencillas y consistentes —por ejemplo activo-90, no-compra, webinar-mayo— para no volverte loco cuando la lista crezca.

Enfoca tus primeras acciones con este mini checklist práctico:

  • 🔥 Reactivar: envía una secuencia de 3 emails a quienes no abrieron en 90-180 días.
  • 🆓 Dividir: separa por origen de suscripción para adaptar la promesa del email.
  • 🚀 Personalizar: usa nombre + oferta relevante para cada segmento, aunque sea con una sola variable dinámica.

Luego, prueba asunto y preheader distintos (A/B) y ajusta la frecuencia: menos es más si el contenido es útil. En la práctica, crea 3 segmentos, manda 1 campaña segmentada y observa aperturas y clics; todo mejora cuando dejas de tratar a todos por igual. ¿10 minutos? Sí: filtrar, etiquetar y enviar —el resto es optimizar.

Asuntos que se abren solos: 7 fórmulas que no suenan a spam

El asunto es la primera promesa que le haces al lector: si suena a truco, se borra; si provoca curiosidad real, se abre. Olvida las fórmulas mágicas y los signos de exclamación enloquecidos: lo que funciona es combinar beneficio claro, un toque de misterio y la sensación de que ese correo fue escrito para esa persona, no para una base de datos.

Aquí van 7 fórmulas prácticas que puedes adaptar ahora mismo: “¿Puedo pedirte 2 minutos?”; “Tu resumen: 3 ideas para [objetivo]”; “Solo para [Nombre]: un regalo adentro”; “Última llamada: quedan 10 plazas”; “¿Te acuerdas de X? Tengo algo nuevo”; “Cómo ahorrar X% en tu próximo mes”; “Lo que nadie te dice sobre [tema]”. Son cortas, específicas y dejan abierta la curiosidad.

No basta con copiar plantillas: segmenta, personaliza y prueba. Evita palabras tipo “gratis” en exceso, no uses MAYÚSCULAS y cuida el remitente. Si quieres ver ejemplos aplicados por sector y plantilla listos para probar, revisa seguro Instagram servicio de impulso para inspirarte sobre formato, longitud y preheaders efectivos.

Regla rápida: claridad + curiosidad + credibilidad. Antes de enviar, pregúntate: ¿este asunto promete algo útil? ¿despierta una pregunta? ¿se siente humano? Si la respuesta es sí, ya tienes medio camino ganado. Prueba dos variantes, métricas en mano, y repite lo que convierte.

Automatizaciones que venden mientras duermes (sin parecer un robot)

Piénsalo así: las automatizaciones son conversaciones programadas, no mensajes lanzados al vacío. Cuando las escribes con voz humana, timing natural y propósito claro, dejan de parecer spam y empiezan a parecer soluciones que la gente agradece —y compra— incluso mientras duermes.

Arranca con una bienvenida que aporte valor real y sigue con triggers que respondan a la intención: abandono de carrito, clics en enlaces clave o inactividad. Segmenta por comportamiento simple y sirve la oferta adecuada en el momento correcto; una comunicación relevante convierte mucho más que una secuencia genérica.

Cuida la voz y los microdetalles: añade nombre y contexto dinámico, usa condicionales para evitar repetir ofertas y programa pausas realistas entre correos. Mantén opciones para que el suscriptor controle la frecuencia: automatizar no es dejar de ser empático, es escalar la empatía.

Mide y optimiza: ingresos atribuidos, CTR, tasa de desuscripción y retención. A/B testea asuntos, primeros párrafos y CTAs; a menudo pequeños cambios multiplican resultados. Si algo funciona, automatízalo con variantes para distintos segmentos.

Si quieres ejemplos prácticos y plantillas para adaptar secuencias a redes y ventas, echa un vistazo a Instagram sitio de impulso —atajos accionables para empezar sin perder personalidad.

Diseño y contenido que convierten: menos boletín, más mini historia con CTA

Deja de enviar muros de texto que nadie lee. En vez de eso, abre con una mini historia: dos o tres frases que pinten a un personaje —un cliente, un problema— y un giro que lleve naturalmente a la solución. Las historias cortas enganchan porque activan emociones y transforman la CTA de una invitación fría a una promesa concreta.

Estructura la secuencia como un microcapítulo: asunto = titular, preheader = gancho extra, primera línea = escena, 1–2 frases de tensión y una frase final que cierre con beneficio. Mantén oraciones claras, párrafos de una línea y utiliza negritas para que el ojo salte a lo importante; el lector debe entender el valor en menos de cinco segundos.

En diseño, piensa móvil primero: una sola columna, suficiente espacio en blanco y, si usas imagen, que refuerce la historia (no que la interrumpa). El botón CTA debe ser visible sin hacer scroll, con contraste y texto accionable —por ejemplo «Ver solución» o «Reserva 10 min»—. Una historia = un objetivo: evita CTAs múltiples que diluyen la intención.

Ponte práctico: prueba 3 asuntos, personaliza con nombre o comportamiento, y mide apertura → clic → conversión. Si tu objetivo es que el email convierta, convierte cada boletín en un episodio corto que deje al lector queriendo el siguiente. Empieza hoy y escribe la primera microhistoria.

Métricas que importan de verdad: olvida aperturas, persigue clics y ventas

Si tus reportes se llenan de aperturas y te sientes orgulloso, deja que alguien te dé la mala noticia: las aperturas son una métrica colonial. Entre privacidad, previews, dark mode y proxies que inflan números, ese porcentaje ya no representa intención. Los clics muestran curiosidad real; las compras, intención monetizable. Si quieres impacto, deja de coleccionar huesos y empieza a contar carne.

Prioriza métricas accionables: CTR (clics por enviados), CTOR (clics por aperturas) y sobre todo la tasa de conversión en tu landing. Añade ingresos por email, valor medio del pedido y duración del ciclo de compra para saber si esos clics pagan facturas. No olvides entregabilidad, rebotes y bajas: una lista enferma destruye cualquier KPI bonito. Usa UTMs y atribución para conectar clic → venta de forma fiable.

Si quieres más clics y ventas, optimiza cada pieza: asunto claro, preheader que complemente, CTA con verbo concreto y un solo objetivo por envío. Segmenta por comportamiento y valor, personaliza la primera línea y el producto destacado, y coloca pruebas sociales en la landing. Haz A/B tests de CTA, horario y creativos; prueba envíos por zona horaria y prioriza la experiencia móvil: botones grandes y textos digestibles aumentan conversiones.

Pon metas orientadas al negocio, no al ego. Define KPIs por campaña (ventas, LTV, ROAS), establece un ciclo de tests semanal, limpia la lista cada trimestre y reaviva a los fríos con flujos específicos antes de borrar. Analiza por cohortes y atribución multi-touch para ver el verdadero aporte del email. Cambia la obsesión por aperturas por una cultura que persiga clics, conversiones y euros: ahí es donde vive la cura.

Aleksandr Dolgopolov, 30 December 2025