¿60 minutos para montar tu base de métricas? Sí, y sin drama. Empieza con una hoja en blanco (o una plantilla), anota 5–7 métricas que realmente importen y deja para mañana el resto del vanity stuff. La clave: claridad en nombres, etiquetas consistentes y una columna que diga “por qué nos importa”. Hazlo simple para poder iterar.
En la práctica: copia una plantilla, enlaza tus fuentes y crea 3 vistas: trend (tendencia), salud (KPIs vs. objetivo) y diagnóstico (drill-down). Si quieres un empujón, visita YouTube servicio de impulso para ideas de reporting rápido. Nombra columnas como "canal_tipo_fecha" y evita duplicados.
Últimos hacks: usa colores solo para alertas, guarda una versión "raw" antes de transformar y programa una revisión semanal de 15 minutos. Si algo no sirve, bórralo. Menos métricas, mejor instinto. Monta, prueba, ajusta y presume del dashboard que tú mismo construiste.
Olvida medir todo a la vez: lo que de verdad importa son los eventos que te cuentan si alguien avanza en tu funnel, no solo si te mira. En la web prioriza acciones con intención (clics en CTA, envíos de formularios, compras, añadir al carrito) y señales de interés real (scroll profundo, tiempo en página). En Instagram cambia la lupa: ahí ganan las interacciones que causan movimiento hacia tu web o tu lista —clics en bio, guardados, compartidos y respuestas a Stories suelen predecir compras o leads.
Para la web define eventos con parámetros útiles: purchase con value y currency, add_to_cart con content_id y quantity, lead con lead_type y campaign. Añade un evento de compromiso como scroll_75 o time_30s para filtrar tráfico frío. Nombra eventos consistentes, por ejemplo event_purchase, event_lead, event_cta_click, y asigna un valor estimado a cada uno para poder sumar impacto en dinero.
En Instagram mide tanto en la app como en la transición a la web: profile_visit, bio_link_click, story_link_tap, save y share. Usa UTMs únicos en la bio y en las Stories para poder unir la interacción de Instagram con el evento real en la web. Controla también mensajes directos que vienen de una publicación clave; muchas ventas empiezan por un DM.
No te pases: elige 3–5 eventos por plataforma, así puedes optimizarlos. Mapea cada evento a una etapa del funnel, evita duplicados entre app y web, prueba todo en modo debug y establece alertas sencillas si las conversiones caen. Con esas reglas tienes una analítica DIY que funciona como la de un analista, pero sin tener que contratar uno; solo necesitas disciplina y un buen nombre para cada evento.
Si llevas campañas sin un tracker coherente, estás jugando a las adivinanzas con el presupuesto. Las UTM no son glamour técnico: son el mapa que te dice qué anuncios funcionan, qué copies fallan y qué canales te regalan tráfico fantasma. Empieza por lo básico y conviértelo en hábito; las etiquetas claras ahorran horas de peleas con hojas de cálculo.
Haz una convención simple y úsala siempre: fuente=campaña_medium=tipo_term=palabra_clave_campaign=nombre. Si quieres un atajo para generar enlaces sin volverte loco, prueba esta plantilla práctica y automatizable: comprar mrpopular impulso. Llena campos consistentes y copia/pega: menos errores, más datos reales.
Acción inmediata: revisa las URLs de tu próxima campaña, aplica la convención, y haz un test: entra desde cada enlace y valida en GA/GTM que llegue la etiqueta correcta. Si algo no cuadra, corrige la plantilla y vuelve a generar. Con este pequeño ritual, pasarás de “¿de dónde vino esto?” a decisiones basadas en datos reales—sin necesidad de contratar a nadie aún.
Si crees que medir como pro cuesta una fortuna, deja que estas tres herramientas gratuitas te demuestren lo contrario. Con GA4, Tag Manager y Looker Studio puedes construir un stack robusto sin facturas mensuales; solo necesitas saber qué activar, cómo organizarlo y qué ignorar para no volverte loco con datos que no sirven.
En GA4 olvídate de las vistas: trabaja por eventos. Define 8–12 eventos clave (clics, formulario enviado, checkout iniciado) y manda parámetros que describan contexto (producto_id, fuente, valor). Usa custom dimensions para agrupar lo que Google no entiende por defecto y activa User-ID si quieres seguimiento entre dispositivos. Un funnel limpio aquí salva decisiones en marketing.
Tag Manager es tu taller: el dataLayer es oro puro si lo llenas con lógica desde el backend. Crea triggers claros, evita reglas redundantes y aprovecha las plantillas de etiquetas para no reescribir cada vez. Siempre prueba en Preview, documenta los pushes y usa variables nombradas consistentemente. Bonus: el control de consentimientos se maneja mejor desde aquí.
Looker Studio transforma datos crudos en historias accionables. Empieza con plantillas y luego crea campos calculados para métricas verdaderamente útiles (CPA real, LTV estimado). Mezcla fuentes con blends para consolidar sesiones y conversiones; limita filas y usa extracts para velocidad. Un dashboard bien pensado reduce reuniones innecesarias.
Tu mini-playbook: 1) mapa de eventos, 2) implementa con Tag Manager y dataLayer, 3) valida en GA4, 4) visualiza en Looker Studio y 5) automatiza alertas. Repite cada 30 días y tendrás insights que parecen de agencia —sin pagar una.
Actualizar reportes a mano es un agujero negro de tiempo. La buena noticia: con unas plantillas bien pensadas y un par de automatizaciones puedes pasar de “recolectar datos” a “contar historias” sin sudar. Empieza por definir 3 métricas clave y crea una plantilla que tenga separación limpia entre datos crudos, transformaciones y visualizaciones.
Un patrón que funciona: pestaña RAW (importes o conectores), pestaña CLEAN (filtros, columnas calculadas con fórmulas tipo QUERY/ARRAYFORMULA) y pestaña DASHBOARD (gráficas y KPIs). Usa nombres consistentes para archivos y fechas en el título del sheet; documenta con comentarios y versiones semanales para poder volver atrás si algo falla.
Automatiza lo aburrido: conecta tus fuentes con conectores nativos o herramientas como Zapier/Make, añade triggers que actualicen la hoja o ejecuten un script de Apps Script/Cloud Function, y programa refrescos en Looker Studio o en la herramienta que uses. No olvides una notificación por correo o Slack cuando un refresco falla: mejor prevenir que rehacer todo el lunes.
¿Quieres algo listo para usar? Crea una plantilla con tabs, fórmulas y alertas mínimas y duplica ese archivo cada mes. Resultado: reportes que se actualizan solos, menos errores humanos y más tiempo para analizar lo que realmente importa. Pequeños hábitos + plantillas inteligentes = análisis DIY con pinta de pro.
Aleksandr Dolgopolov, 16 December 2025